Benefactores de la humanidad
Luis Pasteur nació en Dole (Francia) el 27 de diciembre de 1822. Un gran regalo de Navidad para la humanidad.
Con mucho sacrificio y dedicación obtuvo su Doctorado en Ciencias en la Ecole Normale de París. Para él este doctorado sólo significaba la preparación necesaria para empezar sus trabajos; lo que realmente le interesaba era las investigaciones científicas tanto de importancia médica como económica.
Los primeros descubrimientos de Pasteur ganaron renombre entre los químicos de aquella época por sus importantes trabajos teóricos. Como resultado de estos descubrimientos en 1854, fue nombrado profesor de Ciencias y Decano de la Facultad de la Universidad de Lille, en el norte de Francia. Fue allí donde se interesó por el proceso de la fermentación de la cerveza y el vino. Después de comprobar que la fermentación es producto de la presencia de microorganismos demostró que la diferencia entre la fermentación que produce el vino y la que produce el vinagre radicaba en el tipo de microorganismos presentes.
También ideó un proceso, con el cual, aplicando calor de 50 a 60 grados centígrados, durante un corto periodo de tiempo, destruía algunos gérmenes nocivos y evitaba que estropeara el producto sin quitarle el sabor. A este proceso se le llamó “pasteurización”. Luego, este procedimiento fue utilizado con la leche para evitar la contaminación, entre otras, de tuberculosis y aftosa, cosa que suele ocurrir con la leche cruda.
Algún tiempo después, fue invitado para investigar una plaga que infectaba los gusanos de seda en el sur de Francia. En cuatro mes consiguió descubrir un método para inmunizar los gusanos. Trabajando en esto, llegó a la conclusión de que inoculando los microbios causantes de las enfermedades, en forma atenuada, se obtenía la inmunización. Esto es lo que hoy llamamos vacunas.
Desde ahí hasta su muerte, sus estudios giraron alrededor de la especialización en esta teoría. Encontró la forma de inmunizar contra el cólera avícola y contra el carbunco, que atacaba al ganado.
Sin duda, uno de los descubrimientos más importantes de Pasteur fue la forma de contrarrestar los efectos de la rabia, una enfermedad fatal tanto para los animales como para las personas. Con largos y cuidadosos trabajos estableció primero la forma en que la rabia actuaba sobre el cuerpo. Logró debilitar el virus que la provocaba e inmunizar a perros con éxito. Después intentó utilizar este virus atenuado para proteger a las víctimas atacadas por el animal rabioso. Una vez que estuvo casi seguro de los resultados aplicó este procedimiento a un niño que había sufrido la mordedura de un perro. Era la hora de la verdad. Pasaron día tras día... ¿Moriría o no aquel niño? Se salvó. Como se salvarían miles y miles de niños y mayores después del descubrimiento de Pasteur.
En el año 1895, a la edad de 72 años, rodeado de amigos y discípulos murió, aconsejando a los que le rodeaban lo que había sido su constante inspiración durante toda su vida, “Es necesario trabajar”.
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