Un aire distinto se respira en la comunidad menonita Santa Rita. El sol es radiante y en las calles solo se siente el polvo que dejan tras las brechas las carrozas jaladas por caballos, en unos casos guiadas por mujeres y en otros, los menos, por niños y hombres.
La presencia de un vehículo llama la atención de los comunarios que miran con desconfianza y cautela la presencia de "extraños" en casa. Sin embargo, no se detienen en sus actividades. No son cerrados a hablar con la prensa pero afirman que "hay ciertos temas que solo pueden ser tratados con el Ministro o jefe de la colonia", en lo posible todo.
Sus prácticas de agricultura muestran el orden y la uniformidad con la que trabajan y viven. "Nuestra vida se limita a trabajar y a obedecer a Dios para vivir bien. No sé qué más puedo decir, solo trabajo para mi familia y con mi familia aunque cuando busco ayuda, los cambas tardan y cobran más", manifiesta Isidro Bol mientras termina de trasladar los manojos de sorgo de su carreta a un espacio para el alimento en su chaco.
El hombre tiene 22 años y a su edad ya sabe de responsabilidades y de trabajo aunque esto no le quita las conductas típicas de su edad. "¿Fotos?, sácame una con ellos (sus compañeros), una que muestre todo el trabajo que hacemos", dice, orgulloso, mientras sonríe.
Al ser consultado sobre su nacionalidad, responde: "Soy boliviano, nací aquí aunque mis padres son de México, de Chihuahua", relata, aunque enfáticamente afirma que sigue todas las normas y obligaciones menonitas.
Al igual que él, en esta zona, a unos 20 kilómetros de Paurito, hay unas 2.000 personas que han encontrado en Bolivia, un lugar ideal para vivir.
"Es muy bonito todo aquí. La tierra es productiva para las actividades que hacemos y siempre que estemos en zonas alejadas de la ciudad podemos encontrar la tranquilidad sin temor a ser invadidos o irrespetados", afirma Abraham Ham, otro de los moradores del lugar que llegó hace 23 años a Santa Cruz. "Primero viví en Tres Cruces por ocho años aunque mis padres optaron por venir a Santa Rita. Después que murieron decidí quedarme aquí, pues encontré una mujer para mi esposa", afirma el hombre nacido en Belice, Honduras.
De acuerdo a los datos que maneja el Director Distrital de Migración, Henry Baldelomar, hasta el año pasado en Santa Cruz, habían por lo menos 15.000 menonitas establecidos en unas 100 comunidades en diferentes áreas rurales del departamento. Sin embargo, es probable que ese número se haya incrementado, explicó.
"Tenemos un número significativo de menonitas que migran a nuestro departamento continuamente. Si bien el año pasado se envió una comisión itinerante para hacer levantamiento de datos acerca de estos ciudadanos, creemos que el número es superior ya que se precisa llegar a otros lugares donde se han instalado nuevos núcleos ", dijo a tiempo de indicar que este tipo de migración sucede principalmente en zonas rurales ante todo en la provincias Cordillera, Chiquitos y Ñuflo de Chávez, siendo San Ramón, Ascensión de Guarayos, San Julián, Charagua, Cuatro Cañadas y Paurito, entre otras, las más habitadas por estos grupos humanos.
El Director Distrital de Migración explicó que si bien los menonitas tienen en común una filosofía de vida, en general proceden de diversos países y regiones del mundo por lo que resulta complicado manejar cifras claras y precisas sobre su origen.
"El único criterio internacional de la extranjería es la nacionalidad. Los menonitas, si los consideramos y agrupamos como integrantes de una misma cultura, llegan a formar la comunidad extranjera más grande, por lo menos en Santa Cruz", sostuvo Baldelomar, a tiempo de destacar que los países de donde más provienen son México, Canadá, Estados Unidos y Paraguay.
Remontándonos en la historia, la migración menonita data desde los años cincuenta, durante la presidencia de Víctor Paz Estenssoro, quien invitó a un grupo de extranjeros para que se dediquen a la agricultura en los llanos orientales.
"Al principio éramos veintenas de familias que se dispersaron en diversos puntos, aunque ahora son muchas comunidades y mucha gente la que habita en las comunidades y siguen llegando" manifestó Peter Freizer, quien afirma haber sido una de las primeras familias que migraron al país en busca de mejores días.
"Mis padres formaron parte del ofrecimiento que hizo el presidente de la época. Aunque ellos han muerto recientemente, nosotros hemos definido no buscar otro lugar para vivir", manifestó el hombre que, junto a sus otros 11 hermanos, sigue el legado de sus padres y se dedica a la agricultura.
"Nunca intenté irme de Bolivia, porque me siento a gusto con todo lo que vivo aquí. La naturaleza es lo mejor que tienen y todo lo que se emprende rinde. No creo que nadie aquí quiera irse", manifestó el hombre que vive de la agricultura.
Pese a que han pasado más de cincuenta años de la llegada de los menonitas al país, esto no incide en que ellos sigan sujetos a las normas que le prohíben el acceso al progreso y la tecnología que son vistas como una innecesaria ambición que incita a la perdición. Por ejemplo, se le prohíbe la tenencia de objetos tecnológicos como computadoras y celulares. También está prohibido escuchar radio, música y tocar instrumentos musicales.
En la escuela se enseña principalmente religión. Los profesores se dedican específicamente a ensayar el canto de salmos religiosos y a supervisar que los alumnos aprendan de memoria pasajes de la Biblia en un idioma que no entienden y cuyo significado recién les será revelado el día de su bautismo, pasando los 20 años de vida. En lo que respecta a las uniones matrimoniales aún se aplica la exclusión de la persona que opte por involucrarse con otras que no sean de su misma cultura, aunque se han dado muchos casos de uniones entre bolivianos y menonitas. "Puede suceder, pero será un aspecto que nunca será aceptado por la comunidad", manifestó Abraham Bol, Ministro de la comunidad de Santa Rita.
Algunos antecedentes
La historia de los menonitas surge en Suiza, por el año 1520, como un grupo protestante radical que apoyaba la posición que sostenía el reformador Zuinglio. La causa de su ruptura con él se debió a diferentes criterios sobre el bautismo de los niños, por lo que también se les llamó anabaptistas.
La agricultura, su fuerte
Además de encontrar en Bolivia y el departamento un lugar para vivir de manera aislada para profesar sus creencias, los menonitas se caracterizan por su capacidad de autosustento y producción agrícola.
La mayoría de las comunidades se dedican a la comercialización de queso, leche, huevo y sorgo.
La granjería es otra de sus habilidades y recursos para subsistir.
En el caso de la colonia Santa Rita, el 80% de las familias produce y abastece de leche a empresas productoras como PIL, Del Campo, y Clara Bella.
También se dedican a la avicultura y producción de lácteos artesanales, con los que abastecen los mercados populares de la ciudad, como Los Pozos y La Ramada, entre otros emprendimientos que muestran sus habilidades.
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