Desprenderse del dinero para muchas personas es una verdadera pesadilla. El tacaño al sentir temor al desamparo económico se siente inseguro de perder aquello que tiene, aunque no existan indicios de que lo perderá. Según la sicóloga clínica, Cindy Cáceres, el comportamiento excesivamente cuidadoso con el dinero es un rasgo de la personalidad que se ha producido desde la infancia, bien sea como producto de la educación, cuando los padres retienen tanto el dinero como el afecto, o como respuesta a la carencia de afecto en la etapa de la niñez.
¿Tacaño o ahorrativo?. Según la sicóloga, la diferencia radica en el placer. El pensamiento de las personas ahorrativas consiste en evitar gastos innecesarios para optimizar su recurso, pero dentro de ese ahorro se considera poder satisfacer algún gusto propio o de quienes lo rodean. Por otro lado, en la mente del tacaño no existe esta diferencia. "Él se concibe a sí mismo como una persona correcta en la manera de administrar su dinero, mientras que otros lo despilfarran sin ningún tipo de conciencia, a su criterio", especificó Cáceres.
Carácterísticas. "Sin importar el ingreso y sin justificarse en dificultades económicas, no se realiza ningún tipo de gasto, lo que afecta la vida cotidiana", dijo la especialista. Inconvenientes por viajes: aunque se cuente con las posibilidades económicas, en caso de concebir un viaje, las opciones siempre son casas de familiares que no impliquen costos en hospedaje.
También está el ahorro desproporcionado: El tacaño se obsesiona con las luces apagadas, duchas de pocos minutos y se deprime cuando sube algo.
Con la pareja. Tener como pareja a una persona tacaña es una situación tan difícil de sobrellevar como convivir con un mentiroso o un infiel. La abstinencia a realizar cualquier gasto adicional o propio de la relación suele ser caótica para ambos, ya que es muy incómodo el momento en que llega la cuenta de gastos como; por ejemplo, el recibo de la luz, teléfono, etc.
Qué hacer. Quizás en algunas personas, se pudiera persuadir a través de familiares o amigos más cercanos para que evidencien las múltiples cosas que está dejando de disfrutar y las diferentes amistades o relaciones que puede perder de seguir anteponiendo la reserva de dinero a los demás aspectos humanos. Por otro lado, por el marcado esquema mental que ya posee respecto al dinero, se considera que persuadir a un tacaño de que tiene un problema es tarea imposible. De ahí que, los casos de tacaños en terapia para arreglar este problema son casi nulos.
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