martes, 21 de junio de 2011

Supersticiones que perduran en las comunidades tarijeñas

Diversas son las creencias populares, depende del lugar donde se vive, el tiempo o la ocasión. No para todas las personas que viven en un mismo espacio, un hecho poco común tiene el mismo significado.

Las supersticiones o creencias aún perviven en los pobladores de Tarija. A pesar del paso de los años, se van transmitiendo de generación en generación. Las explicaciones de la razón de ser de cada una de ellas las tienen las mismas personas.

Diversas son las creencias populares, depende del lugar donde se vive, el tiempo y la ocasión. Así, no para todas las personas que viven en un mismo lugar, un hecho tiene el mismo significado. Pero hay otros acontecimientos que pueden ser parte de la creencia de la mayoría de una comunidad.

Usualmente, para que un suceso místico o sobrenatural se dé, ayuda el hecho de que la persona crea en ese suceso y ocurra como había sospechado.

Muchos comunarios prefieren no divulgar sus creencias, por tanto las mantienen sólo en su entorno familiar.

Los sueños, los animales y los hechos de la naturaleza, entre otros aspectos, son parte de los signos que pueden predecir lo que en un futuro, generalmente cercano, ocurrirá.

Para conocer las creencias de la población tarijeña se recurrió a tres personas, dos de ellas son de Carachimayo y otra de Sella, ambas comunidades ubicadas a poco más de 25 kilómetros de la ciudad de Tarija. Los entrevistados prefirieron que no se dé a conocer sus nombres, precisamente por algunas creencias que tienen, por ello se recurrirá a apelativos ficticios.

AUGURIOS BASADOS EN ANIMALES

Entre las creencias basadas en animales están las que se relacionan con zorros, culebras, gatos y pájaros.

Bertha, de Sella, afirma que cuando un zorro se le cruza en el camino es para que un familiar suyo muera. Eso ocurrió cuando falleció su abuelo y su padre. El animal llegaba seguido hasta el corral, explica, para comer las ovejas. Un día, cansados de que eso ocurra, un grupo de personas fue en su busca, tras encontrar la guarida, el animal se le cruzó a la vecina por el lado izquierdo y a su regreso halló muerto a su padre. En otra ocasión, cuando caminaba por el campo, repentinamente se le cruzó un animal de esos y quedó temerosa de que alguien cercano a ella muriera. Y así fue, a las tres semanas del hecho pereció su abuelo.

Cuando Bertha sueña con bueyes, ovejas o víboras, está temerosa durante todo el día, pues cree que algo malo va a pasar y así ocurre, según asegura. Sin embargo, cuando sueña con burros es porque algo bueno va a acontecer, o si se sueña galopando a caballo piensa que se le cumplirán sus sueños.

CREENCIAS RELACIONADAS AL RÍO

Bertha también se refiere a una creencia relacionada con “sirenas”, aunque aclara que una experiencia con “ellas” no ha tenido. Cuando llega el carnaval y tienen que estrenar una caja para coplear, para que este instrumento tenga “un buen sonido” -cuenta- se la debe presentar ante una “sirena”, “que dicen que es una mujer hermosa que vive en los pozos profundos y con agua detenida”. Una de estas “sirenas” se hallaría en “La poza larga”, que está en la comunidad de Carachimayo, en medio de peñas y en una zona alejada. “Pero no puede ir cualquier persona, sino que debe ser alguien que crea de verdad que eso va a pasar”, argumenta.

También está la creencia de que cuando una persona muere ahogada en el río, su alma anda errante por el río y para que ésta se libere, trata de llevarse a alguien más. A ese “ser” sobrenatural los comunarios la denominan “Apasca”, se piensa que anda silbando por las noches. No se le debe responder porque podría llevarse a quien lo haga.

CREENCIAS DE COMUNARIOS DE CARACHIMAYO

Eliana y Cristina, ambas de Carachimayo, hablan sobre las creencias que tiene ellas, algún miembro de su familia o sus vecinos. Mientras afanosas realizan los quehaceres de la casa van recordando las vivencias que tuvieron o les contaron.

“Cuando una lagartija cruza el camino por donde vamos, es seguro que alguien cercano a la familia va a quedar embarazada”, comenta Eliana. Cristina indica a su vez que cuando un niño pega la oreja en el piso es porque está escuchando los sonidos que emite el nuevo ser que llegará a formar parte de la familia.

La conversación se va haciendo cada vez más amena mientras los recuerdos de un hecho no tan común van llegando a la mente de ambas.

“Cuando cocinamos picante y no nos sale rojo (color que debía obtenerse), dicen que es porque alguien cercano va a morir”, asegura Eliana. Y hablando de comidas, Cristina cuenta que cuando está cocinando para vender, que es lo que hace los fines de semana, y si se le cae alguno de los ingredientes con el que debe preparar el plato, es porque le irá bien en la venta. “Para que tenga una buena venta, una de mis vecinas me dice que debo darle una presa de carne al gato”, señal y sonríe.

“Cuando alguien de la familia tiene que viajar, en el campo siempre hacemos pan para que se lleve, si no nos sale bien es porque no le irá bien en su viaje, o si el pan sale rico o no se quema, entonces tendrá un buen viaje”, comenta una de ellas.

“Todo depende, si la persona cree, así pasa, sino, no”, menciona una de ellas, y la otra agrega: “Así es”.

ACERCA DE LOS GATOS

Luego surge el comentario acerca de los gatos. “Si un gato negro se cruza por donde caminas, seguro que te va mal”. “Si el gato se sienta en la mesa o la silla y se ‘lava’ la cara, dicen que es para que tengamos carne en la casa. Ya sea porque matemos un animal o se muera en el cerro (lugar donde están pastando), por eso mi abuela siempre le echaba con agua al gato cuando se lavaba, porque creía que una oveja o un buey se iba a despeñar”, relata Eliana. A la mente de Cristina llega el recuerdo de que cuando el gato se “lava la cara despacio”, con una y otra pata, es porque tendrán visita. “Una vecina dice que para que llueva se debe bañar al gato”, argumenta Eliana y luego ríe.

CON RELACIÓN A LAS LLUVIAS

Cuando la lluvia escasea en el campo y urge el agua para los cultivos o animales, hay varias formas de invocar las precipitaciones pluviales. Algunas se hacen de manera individual, y otras entre los mismos comunarios. “Dicen que cuando no llueve hay que poner una botella destapada con la boca hacia arriba, o para que deje de llover hay que soplar una botella”. “Para que no llueva mucho, una persona que no nació en época no lluviosa debe soplar hacia arriba”.

Para que llueva suben al cerro con el fin de hacer las rogatorias a Dios. O cuando se aproxima una tormenta en Carachimayu, por ejemplo, los comunarios sacan ceniza y la esparcen en forma de cruces y hacen aullar a los perros.

Los comunarios tienen también las creencia de que cuando el arco iris no está elevado a “gran” altura es porque no cesarán las precipitaciones. Al revés, el aguacero se suspenderá si el arco iris está elevado.

EL SILBIDO DE PÁJAROS

El silbido de pájaros también es tomado como un augurio bueno o malo, dependiendo de la forma cómo emita los sonidos. Ocurre, por ejemplo, con el “bien te fué”. “Cuando nos va a ir mal ‘dice’ mal, mal, y cuando nos va a ir bien dice bien te fue, bien te fue”, menciona Cristina, quien dice que trata de ahuyentar a esa ave cuando le indica que le irá mal. El silbido de otro pájaro, denominado “Wichico”, es parte de las supersticiones que tienen. Se cree que cuando le escuchan es porque va a morir algún pariente.

OTRAS SUPERSTICIONES Y CREENCIAS

Los sueños también tienen un significado de buen o mal presagio para los comunarios. Entre otros, aludieron al del agua. Si en sus sueños se presenta turbia se cree que es para que, en el día, los vientos sean fuertes; y si es clara, será porque se va a llorar por algún motivo. Cuando sueñan con una tumba creen que alguien va a morir. Soñarse con alguien de la familia, dependiendo de quien es, les puede ir bien o mal.

Otra de las creencias y supersticiones de los comunarios tiene que ver con la sal. Si se la echa al enemigo, se tiene la certeza de que se le está maldiciendo. También se cree que si se pone una bolsa de agua en las puertas de las casas se tendrá buena suerte. Rociar las casas con sangre de los animales es para ahuyentar a los malos espíritus.

Algunos tienen la costumbre de poner a los niños un hilo rojo en la mano izquierda o les cuelgan en el cuello la nariz de un zorro, creen que con eso no extrañarán al familiar que se fue de viaje o murió.

Los comunarios conservan muchas de estas creencias y supersticiones desde hace años atrás y se fueron transmitiendo de una persona a otra, y aún puede que perduren por muchos años más.

Para esta nota sólo se tomó en cuenta las creencias de las comunidades campesinas. Sin embargo, la gente que vive en la ciudad tiene sus propias creencias y supersticiones.

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