En el epicentro del escándalo se encuentra una pequeña compañía que ofrece a sus clientes la posibilidad de contratar bellas asistentes que, si así lo desea el cliente, se presentarán en su casa en ropa interior o completamente desnudas. Aunque este tipo de negocio ya existe en otras ciudades de EEUU, los agentes de Texas no le quitan el ojo de encima a Melissa Borrett (26 años), la dueña de la empresa.
Borrett antes trabajaba como camarera en un club de la ciudad, donde era más pobre que las ratas, hasta que se le ocurrió esta idea. Gracias a la buena marcha de su negocio ahora se trasladó del albergue de pobres donde vivía a una casa propia. (rt.com).
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