viernes, 9 de agosto de 2013

A 134 años del nacimiento de Zapata, los poderosos lo ignoran y los pueblos lo reviven






En Yucatán el Estado lo honró con la formalidad de un prócer. En el Estado de Morelos, donde nació, sus descendientes organizaron diversas actividades artísticas y culturales, además la reinauguración del Parque Anenecuilco y la Feria Nacional Zapata. En el Estado de Chiapas— donde su pensamiento tomó cuerpo, se alzó en armas y conquistó la autonomía indígena— a la fiesta se suma el compromiso de seguir luchando por la vida, no sólo por el poder; porque el poder sólo en sí mismo y para sí, pudre la sangre y enturbia el pensamiento…
© Redacción Sol de Pando
SÍNTESIS BIOGRÁFICA Hijo de campesinos indígenas, Emiliano Zapata Salazar nació el 8 de agosto de 1879, en San Miguel Anenecuilco, del Distrito de Villa de Ayala en el estado de Morelos. Fue hijo de Cleofás Salazar y Gabriel Zapata. A los 17 años quedó huérfano de padre.  Dedicado desde niño a las labores del campo,  en su juventud se convirtió en un domador de caballos conocido en los pueblos y haciendas de su región natal. En 1909 fue elegido Presidente de la Junta de defensa de las tierras de Anenecuilco. En 1911, Zapata levantó en armas a numerosos campesinos de Anenecuilco en contra del gobierno porfirista, respondiendo así al llamado a la rebelión que hizo Francisco I. Madero en el Plan de San Luis, con el fin de restituir las tierras arrebatadas a los pueblos por los hacendados. Al triunfo de la rebelión maderista se negó a desarmar a sus hombres hasta no ver cumplidas sus demandas de restitución de las tierras. Mientras negociaba con los representantes de Madero, sus fuerzas fueron atacadas por las tropas federales, obligando a los campesinos rebeldes a refugiarse en las montañas, donde el 28 de noviembre de 1911 Zapata proclamó el Plan de Ayala, en el que exigía la devolución de las tierras de los pueblos y la dotación de ejidos a las poblaciones. Este programa se convirtió desde entonces en la bandera del agrarismo mexicano y en una de las demandas más importantes de la revolución. Al frente de los campesinos despojados resistió durante ocho años contra los gobiernos de Madero, Victoriano Huerta y Venustiano Carranza. A partir de la segunda mitad de 1914 y a lo largo de 1915 el estado de Morelos vivió en relativa paz, mientras los aliados de Zapata, los ejércitos villistas, combatían contra los constitucionalistas. Durante esos meses, Zapata repartió la tierra e impuso un régimen de justicia elemental que beneficiara a los campesinos. Tras la derrota de los villistas, nuevos ejércitos invadieron el campo de Morelos, sin lograr doblegar la resistencia guerrillera.  El único medio fue la traición del coronel Jesús Guajardo, quien dirigía las operaciones gubernamentales contra Zapata,  y que con el pretexto de un encuentro secreto lo atrajo a la hacienda de Chinameca donde le tenía preparada una emboscada.  Allí fue asesinado, el 10 de abril de 1919.
SÍNTESIS BIOGRÁFICA
Hijo de campesinos indígenas, Emiliano Zapata Salazar nació el 8 de agosto de 1879, en San Miguel Anenecuilco, del Distrito de Villa de Ayala en el estado de Morelos. Fue hijo de Cleofás Salazar y Gabriel Zapata. A los 17 años quedó huérfano de padre. Dedicado desde niño a las labores del campo, en su juventud se convirtió en un domador de caballos conocido en los pueblos y haciendas de su región natal. En 1909 fue elegido Presidente de la Junta de defensa de las tierras de Anenecuilco.
En 1911, Zapata levantó en armas a numerosos campesinos de Anenecuilco en contra del gobierno porfirista, respondiendo así al llamado a la rebelión que hizo Francisco I. Madero en el Plan de San Luis, con el fin de restituir las tierras arrebatadas a los pueblos por los hacendados.
Al triunfo de la rebelión maderista se negó a desarmar a sus hombres hasta no ver cumplidas sus demandas de restitución de las tierras. Mientras negociaba con los representantes de Madero, sus fuerzas fueron atacadas por las tropas federales, obligando a los campesinos rebeldes a refugiarse en las montañas, donde el 28 de noviembre de 1911 Zapata proclamó el Plan de Ayala, en el que exigía la devolución de las tierras de los pueblos y la dotación de ejidos a las poblaciones. Este programa se convirtió desde entonces en la bandera del agrarismo mexicano y en una de las demandas más importantes de la revolución.
Al frente de los campesinos despojados resistió durante ocho años contra los gobiernos de Madero, Victoriano Huerta y Venustiano Carranza. A partir de la segunda mitad de 1914 y a lo largo de 1915 el estado de Morelos vivió en relativa paz, mientras los aliados de Zapata, los ejércitos villistas, combatían contra los constitucionalistas. Durante esos meses, Zapata repartió la tierra e impuso un régimen de justicia elemental que beneficiara a los campesinos.
Tras la derrota de los villistas, nuevos ejércitos invadieron el campo de Morelos, sin lograr doblegar la resistencia guerrillera. El único medio fue la traición del coronel Jesús Guajardo, quien dirigía las operaciones gubernamentales contra Zapata, y que con el pretexto de un encuentro secreto lo atrajo a la hacienda de Chinameca donde le tenía preparada una emboscada. Allí fue asesinado, el 10 de abril de 1919.
“Yucatán es un estado de hombres y mujeres libres, con derecho al trabajo, a servicios de salud de calidad y a obtener mejores niveles de bienestar social”, afirmó el secretario de Salud, Jorge Eduardo Mendoza Mézquita, orador representante de los tres Poderes del Estado durante la ceremonia cívica conmemorativa del 134 aniversario del nacimiento de Emiliano Zapata. El acto tuvo la solemnidad marcada por paradas miltares, ofrendas florales, iza de bandera y el himno nacional.
Cosa distinta fue la celebración realizada este jueves en Morelos, lugar donde Zapata nació el 8 de agosto de 1891, en un ejido de la comunidad de Anenecuilco. Ahí radica el bisnieto del campesino libertario, Edgar Castro Zapata, que desde la Fundación Zapata y los Herederos de la Revolución promueve otro tipo de homenajes al héroe revolucionario, menos solemnes pero más fieles a la memoria austera y humilde del zapatismo auténtico.
Aunque muchos descendientes directos de quienes combatieron junto a Zapata por el derecho a la tierra y la libertad emigraron a Estados Unidos por mejores oportunidades que el Estado moderno les niega, la fundación que preside el bisnieto está enfrascada en una lucha por hacer cumplir la ley que garantiza protección de un seguro social para los ex combatientes de la revolución zapatista de 1911, hasta la segunda generación. Entre ellos sobrevive un ex combatiente de 103 años.
En una reciente entrevista con el Diario de Morelos, Castro Zapata lamentó que existen viudas y sus familias que están desamparadas, porque no han sido tomadas en cuenta por gobiernos anteriores. Recordó que hasta el pasado 28 de noviembre, durante la conmemoración del Plan de Ayala, se les entregaron casas y predios a las viudas, luego de muchos años de gestiones.
“Poco a poco hemos logrado avances y apoyos, aunque la situación es complicada, porque son gente humilde y de campo; aproximadamente se tiene alrededor de 20 mujeres, viudas registradas de ex revolucionarios”, comentó.
En el Estado de Chiapas, territorio del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, los cronopios limpiaron sus barcazas y los municipios autónomos zapatistas vistieron sus mejores galas como los arcoiris. Bailaron, cantaron y recordaron.
La palabras del subcomandante Marcos ofrendadas a la memoria del guerrero libertario son invariables: “El general Zapata nos enseñó que el poder pudre la sangre y enturbia el pensamiento”. Nuestra lucha no es por el poder, es por la vida, por la  libertad, la democracia y la justicia.

Carta del subcomandante Marcos a Emiliano Zapata


Aquí estamos mi General, aquí estamos porque estos gobiernos siguen sin memoria para los indígenas, y porque los ricos hacendados, con otros nombres, siguen despojando de su tierra a los campesinos.
Como entonces pasó, ahora los gobiernos buscan leyes para legitimar el robo de tierras. Como entonces, los que se niegan a aceptar las injusticias son perseguidos, encarcelados, muertos.
Pero como entonces, mi General, hay hombres y mujeres cabales que no se están callados y que luchan para no dejarse, se organizan para exigir tierra y libertad.
Por eso le escribo a usted Don Emiliano, para que sepa usted que aquí estamos, y aquí seguimos…

De dónde vino

Hijo de los campesinos indígenas Gabriel Zapata y Cleofas Salazar, Emiliano nació en el poblado de Anenecuilco, Morelos, el 8 de agosto de 1879, el mismo año en que nuestro país enfrentaba la Guerra del Pacífico contra Chile, conflicto bélico a raíz del cual Bolivia perdió su costa marítima condenándose al enclaustramiento hasta nuestros días.
Durante su juventud trabajó como cuidador de ganado, y en 1906, a sus 27 años, se une a la Junta de Cuatla que reivindica para sus trabajadores las tierras comunales de los paisanos indios de Morelos, y que es reprimida violentamente por el gobierno.

Toma de Tierras

Bajo el grito de "Tierra y Libertad" las tropas de Zapata tomaron los latifundios.
Bajo el grito de “Tierra y Libertad” las tropas de Zapata tomaron los latifundios.
Como hijo de granjeros, la piel mate y buen caballero, dirige el movimiento de ocupación de tierras, formado por granjeros vestidos de una camisa y pantalones blancos quienes, a los gritos de “tierra y libertad”, entran en las haciendas defendidas por sus propietarios.
Después de haber obtenido su rendición, las haciendas son expropiadas y repartidas entre los paisanos que las trabajan.
Como líder de la rebelión, Zapata debe refugiarse en la montaña durante la represión.
Reaparece en 1909, siendo proclamado presidente de la Junta de Defensa de tierras de Ayala, comenzando de esta manera su actividad revolucionaria.

La Guerrilla Libertaria

La fuerza del zapatismo radicaba precisamente en su estructura familiar, en la familia extensa que culminaba entonces con el compadrazgo, motor de la revolución del Sur. | Foto Fundación Zapata y los Herederos de la Revolución.
La fuerza del zapatismo radicaba precisamente en su estructura familiar, en la familia extensa que culminaba entonces con el compadrazgo, motor de la revolución del Sur. | Foto Fundación Zapata y los Herederos de la Revolución.
En marzo de 1911 se une al movimiento guerrillero de Madero, reforzando el Plan de San Luis Potosí contra el dictador Porfirio Díaz.
El Plan Ayala preve la restitución de las tierras a la población indígena y una verdadera Reforma Agraria.
Su ascenso político lo conduce a hacerse cargo de la organización del movimiento revolucionario en el sur de México, siendo nombrado jefe supremo del movimiento revolucionario de la región meridional, después jefe maderista de Morelos.
Después de la suba de Madero al poder, Emiliano Zapata se levanta contra éste último en razón de su poca diligencia en aplicar la Reforma Agraria, objetivo principal de la Revolución Mexicana.
Su esfuerzo por la Reforma Agraria le valió también la enemistad de Carranza.

Con Pancho Villa

Tomás Urbina, Pancho Villa (en la silla presidencial), Emiliano Zapata y Otilio Montaño, en el Distrito Federal, 6 de diciembre de 1913. | Foto Archivo Casasola
Tomás Urbina, Pancho Villa (en la silla presidencial), Emiliano Zapata y Otilio Montaño, en el Distrito Federal, 6 de diciembre de 1913. | Foto Archivo Casasola
El ataque de Victoriano Huerta contra el gobierno de Madero, quien lo hace asesinar, lo empuja a unirse a las tropas constitucionales en 1913.
Un año más tarde, con Pancho Villa y Orozco, firman la Convención de Aguascalientes, rechazada por Carranza, en el curso de la cual deciden ocupar la capital mexicana con las fuerzas convencionales (1914).
La fuerza de las tropas zapatistas le permite ocupar la capital en dos ocasiones, controlando la mitad del territorio mexicano.
Sin embargo, el fuerte contraataque del presidente Carranza y la derrota que le inflige Álvaro Obregón lo obligan a retirarse hacia Morelos y a instalar su cuartel general en Tlaltizapan, conservando la implantación del movimiento revolucionario en el sur de México.
Después de su retirada, afronta en permanencia los ataques de Carranza, defendiendo la instauración de una auténtica reforma agraria que elimine la repartición desigual de las tierras, y que tome en cuenta los derechos de los indígenas, modelo implantado por Zapata en Tlaltizapan.
Zapata crea también en esta ciudad una red de escuelas y servicios públicos.

El asesinato de Zapata

Foto Fundación Zapata y los Herederos de la Revolución.
Foto Fundación Zapata y los Herederos de la Revolución.
La acusación de Zapata hacia su antiguo compañero revolucionario, Carranza, se vuelve pública en su carta abierta de 1919 y dirigida al “Ciudadano Carranza”, en la cual lo acusa de haber « aprovechado de la lucha para su propio beneficio y el de sus amigos que lo han ayudado. Después de haber repartido el botín, las riquezas, para realizar negocios, banquetes, fiestas suntuosas, bacanales y orgías.
Y prosiguió su acusación: «Usted no ha pensado jamás que la Revolución pudiese beneficiar al pueblo, a las legiones de oprimidos que usted ha alentado con sus discursos».
En respuesta a esta acusación, Carranza organiza un plan para asesinar a Zapata.
En 1919, es convocado para una entrevista política en el curso de la cual un oficial federal, Jesús Guajardo, le ofrece tropas y apoyo para su campaña, dándole cita en una hacienda situada en un territorio dominado por el general revolucionario.
Según el relato de uno de los testigos (uno de los soldados), llegando al umbral, «a quemarropa y sin darle tiempo de sacar sus pistolas, los soldados que portaban armas tiraron dos salvas, y nuestro inolvidable general Zapata cayó para no levantarse jamás».
Con Zapata, a la edad de 39 años, se había apagado el más feroz defensor de los derechos de los indios mexicanos y de la Reforma Agraria.




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