jueves, 6 de diciembre de 2012

En México analizan la aplicación de un impuesto especial a la goma de mascar


México es el segundo mayor consumidor de goma de mascar en el mundo, según estadísticas de grupos empresariales. Pero es un hábito que está cerca de volverse más costoso.

La Cámara de Diputados analiza una propuesta para aplicar un impuesto especial al precio del chicle, como se conoce en el país a la goma de mascar.

El objetivo es recaudar dinero para financiar el costo de despegar millones de piezas que cada año se arrojan en calles, monumentos y fachadas de edificios públicos.

La propuesta ha causado polémica. “Puede funcionar muy bien si el dinero va directamente a los encargados de la limpieza en las ciudades”, dijo Ricardo Jaral Fernández, intendente del Centro Histórico de Ciudad de México.

En cambio, Manuel Jiménez, empleado de un centro comercial, piensa lo contrario. “Aunque le suban lo que quieran es lo mismo, la gente siempre tira el chicle en las calles, es un problema cultural. No entendemos”, comenta en una conversación con BBC Mundo.

De acuerdo con la empresa Kraft Foods, en México se producen más de 92.000 toneladas anuales de goma de mascar. El mercado de esta golosina representa ingresos por unos 420 millones de dólares a los fabricantes.

El país es el segundo mayor consumidor de goma de mascar en el mundo después de Estados Unidos, según esta compañía.

Gran tarea

La propuesta de aumentar el impuesto al chicle fue presentada al Congreso por el diputado Juan Manuel Diez Francos.

El objetivo es aplicar un impuesto de 35% al costo de cada pieza de goma de mascar, cuyo precio más bajo en México es de 50 centavos de peso, equivalentes a un dólar.

En cambio, despegar un chicle de las calles o fachadas cuesta cinco veces más del valor original de la golosina.

En su iniciativa, el diputado Diez Francos señala que, por ejemplo, retirar la goma de mascar pegada en las aceras de la capital mexicana implica una inversión anual millonaria.

Tarea monumental

Se trata de una tarea monumental, explica Jaral Fernández. Los empleados del servicio de limpieza de la capital mexicana retiran en la calle Madero del Centro Histórico un promedio de 2.000 chicles al día.

Esa vía está destinada sólo a los peatones y es una de las más concurridas de Ciudad de México.

Un problema que personas como Aurelio González López, empleado del gobierno local, afronta diariamente.

“Hay botes en cada esquina para que la gente tire los chicles. No está bien que lo echen al suelo porque a uno que anda barriendo se le pega en los zapatos”, explica.

Además, la goma de mascar en las calles es también un problema de salubridad.

El Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) establece que cada chicle puede contener hasta 10.000 bacterias y hongos, que son potenciales transmisores de enfermedades.

Una iniciativa que aumente el dinero para limpiar las calles sería también una herramienta de salud, afirma Jaral Fernández.

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