viernes, 27 de enero de 2012

Un halo de misterio envuelve operaciones de los Navy Seals

Cinco hombres componían el llamado “Equipo Delta 6” que liberó a dos cooperantes internacionales de los piratas somalíes que pedían un millonario rescate. La misión cumplida el 25 de enero fue diseñada minuciosamente en la base de Fort Bragg y transmitida al líder del equipo de elite de los Navy Seals, una unidad de los cuerpos especiales de la Armada estadounidense fundada en 1962, por mandato especial.

Jeffrey Shippney, periodista de la revista Jane’s especializada en temas de Defensa, apunta que “el Equipo Delta alcanzó su momento de gloria con la eliminación de Osama Bin Laden el 2 de mayo de 2011, en un ataque contra su residencia-bunker de Abbottabad, en Pakistán. En realidad sólo se sabe eso. La identidad de sus miembros es una incógnita, tanto como sus actividades encubiertas en cualquier rincón del mundo.

Por ejemplo, a fines de diciembre, el comando intervino en la liberación de un importante físico nuclear en la frontera entre Irán e Irak. Por supuesto, esa información el Pentágono no confirma ni refuta a pesar del pedido de los medios de comunicación”.

Ciertamente, un manto de plomo oculta sus actividades, que jamás fueron reconocidas oficialmente, agrega la agencia de noticias francesa AFP.

Solamente se evocó su despliegue -que no fue seguido de un asalto- en la toma de rehenes del buque Achille Lauro, en 1985, o durante la liberación del capitán del portacontenedores estadounidense Maersk Alabama frente a las costas de Somalia, en 2009, según el sitio especializado Globalsecurity.org.

D e todos modos, y a pesar de su eficiencia y eficacia, una comisión del Congreso pidió en diciembre de 2011 que se difundan sus actividades. La respuesta del Pentágono siempre fue la misma: “it’s classified” (es secreto).

¿Son soldados o mercenarios?


En el año 2005, una denuncia saltó a la portada de los periódicos ecuatorianos. De acuerdo con Inteligencia Militar, un ciudadano estadounidense, ex miembro de los Navy Seals, reclutaba militares y policías colombianos y ecuatorianos para ser enviados a territorio de Irak.

Según Inteligencia, este norteamericano envió a Irak a un grupo de ex soldados colombianos “que han recibido entrenamiento en unidades militares de EEUU y/o fueron entrenados con fondos del Plan Colombia por miembros de la Navy Seal y de la DEA, y además están habituados a trabajar con tropas estadounidenses”.

Tal y como apunta el periodista Felipe Soriano, los mercenarios cobraban un sueldo de 5.000 dólares “y el comando americano se encargaba de contactarlos en Quito a través de una oficina de exportación de plátano que servía como tapadera para este negocio ilegal”. Para Soriano “los ex Seal se convierten en soldados de fortuna”.


Vivir para luchar
Entrenamiento Los candidatos a esta unidad deben pasar ocho meses en el campo BUD de Isla Coronado, San Diego. El significado del acrónimo BUD lo dice todo: Basic Underwater Demolition (Demolición submarina básica).


Capacitación Los Seals se entrenan en la demolición de embarcaciones enemigas, edificaciones portuarias, enlaces de líneas de ferrocarril, puentes y otras instalaciones fluviales, y una amplia gama de técnicas operativas clandestinas y contraguerrilleras.


Combate Están preparados para todo tipo de lucha.

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