Los muros de Estocolmo se llenaron de desconcertantes murales donde las princesas y otros personajes de Disney adorados por los niños muestran rostros decididamente malos, muy contrarios a los habituales.
Cenicienta está oculta detrás de una esquina y lleva escondido un cuchillo, mientras Blancanieves -rodeada de pájaros y conejitos- empuña un revólver, y la Bella Durmiente lleva una pistola en la mano.
Pero está también Winny the Pooh que elogia una metralleta aún caliente y Herr Nilsson -el monito de Pippi Mediaslargas, un popular personaje sueco de Astrid Lindgren- quedó retratada en el momento de lanzar una molotov.
El autor de esta singular campaña es un misterioso street artist que se hace llamar Herr Nilsson y publica en las redes sociales -sobre todo en Facebook- sus sulfúricas creaciones.
Previamente Herr Nilsson había dibujado otras figuras irreverentes, entre ellas un Silvio Berlusconi que abraza una sangrante cabeza de caballo al mejor estilo El Padrino, pero ahora -según él mismo contó al diario The Local- dirigió sus dardos contra figuras tradicionalmente representativas de los buenos sentimientos.
El diario indicó al misterioso dibujante que algunos observadores interpretaron sus dibujos de princesas “dark” como un manifiesto de la teoría “no confíes en nadie”, pero Herr Nilsson explicó que su intención fue demostrar que “la mayor parte de los personajes de los dibujos animados, en particular las mujeres, son estereotipados y previsibles... siempre tan inocentes y desarmadas...”.
Nilsson agregó que, por vivir en medio de los juguetes de sus hijos, pudo constatar que los niños siempre creen que las fascinantes princesas hacen cosas buenas, correctas y mágicas, mientras sería justo rebelarse sobre una visión del mundo tan edulcorada.
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