Conocido aún por pocos en Brasil, el consumo colaborativo asoma en el mercado de bienes y servicios de las grandes ciudades como una forma de actuar con más conciencia en momentos en que el mundo debate formas de reinventarse para afrontar la severa crisis económica y ambiental.
Esta expresión fue acuñada a comienzos de la pasada década en EEUU para identificar una alternativa que surgía al modelo de consumo excesivo y desenfrenado que caracteriza a su sociedad desde los 80.
Se trata de un mecanismo para compartir o permutar aparatos electrónicos, libros, ropa, calzado, instrumentos, muebles e incluso bicicletas y hasta autos, que pueden ser alquilados por periodos breves.
Esta práctica de consumo se suma a la actual demanda de acciones sostenibles con la tecnología. Cuanto más avancen los nuevos medios, más fácil será realizar búsquedas en internet y elegir servicios, dicen sus defensores.
Time, la revista de EEUU, definió en 2011 al consumo colaborativo como una de las diez ideas que pueden cambiar el mundo.
La nueva tendencia está ingresando tímidamente al mercado brasileño. En 2011 se crearon los primeros portales web de consumo colaborativo; las iniciativas pioneras son BuscaLá y DescolaAi.com.
“Este modo de consumo es una forma extremadamente consciente e importante para el futuro del planeta, y puede ser trabajado de diversas maneras, como trueque, alquiler o venta de cualquier producto”, explicó Leilson Duarte, socio de BuscaLá.
En las plataformas de trueques, el interesado busca los productos que necesita e informa lo que puede dar a cambio. A partir del momento en que una oferta y una demanda se identifican y se complementan, el sistema contacta a los dos usuarios.
“Permutar un producto que ya no se usa más por otro que se precisa es una forma de dejar de consumir mercadería nueva, evitando así la fabricación de otras piezas, lo cual evita la acumulación de basura”, argumentó Duarte en entrevista con Tierramérica. “Lo importante no es tener una cámara fotográfica sino poder tomar las fotos; no se precisa ser dueño de un taladro y sí tener acceso a uno cuando se presenta la necesidad”, ejemplificó.
En tanto que DescolaAi.com es un sitio que ofrece objetos en alquiler como libros, discos, videos y juegos. Por cada transacción se cobran dos reales (un dólar) a cada usuario. “Usted gana dinero y además ayuda al planeta, evitando que otros productos se fabriquen mediante la extracción de nuevos recursos naturales”, anuncia el sitio, cuyo lema es la sostenibilidad del mercado.
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