sábado, 12 de enero de 2013

Una persona con discapacidad no es una persona incapaz



El mundo ha estado y está rodeado de grandes y famosos que han tenido que lidiar con dificultades físicas, para citar a algunos: Hellen Keller, Beethoven, Borges, Roosevelt, Frida Kahlo, Churchill, Borges, Goya, Einstein, etc., etc., etc. Sin embargo, una dificultad física no es sólo una condición de los famosos. Si te ha tocado interactuar con un familiar, un amigo, un conocido con capacidad diferente y no sabes cómo hacerlo, practica un poco de esta etiqueta, para ayudar al gran objetivo de integrar a todas esas personas con capacidad diferente, para que siempre se sientan bienvenidos.

La discapacidad. Teniendo en cuenta la premisa de que una persona con discapacidad es aquella con capacidad diferente, con una temporal o permanente limitación física o disminución de sus facultades físicas o intelectuales, llámala por su verdadero nombre: “una persona con discapacidad”, “una persona especial” o “una persona con capacidad diferente”. Aquellas palabras de: minusválido, lisiado, paralítico, inválido, etc., ya no son aceptables.

Concepto básico. No debes sentirte extraño cuando vayas a tratar con una persona con discapacidad. Ten en mente que las personas con dificultades, son personas y esperan ser tratadas con la misma dignidad y respeto.

No hagas suposiciones. No porque una persona sea discapacitada quiere decir que necesite ayuda, así que no caigas en suposiciones y pregunta. Asimismo, no tomes las decisiones por las personas con alguna dificultad física, ellas saben qué puede hacer y qué no pueden hacer.

El trato. Tu trato debe ser el de adultos, no vayas golpeándole la espalda como si fuera alguien inferior. Siempre dirígete a las personas especiales en forma directa, no a través de su enfermera (o), acompañante o intérprete. Es también apropiado saludar o darle la bienvenida con las manos, si tienen alguna limitación, puedes tocar suavemente el brazo o el hombro. Si la persona con discapacidad está sentada, trata de colocarte a la misma altura.

Algunas discapacidades:

Impedimento del habla. Trata de ver como la persona podría entenderte, háblale despacio, busca un lugar tranquilo en el que puedan comunicarse mejor. No le corrijas, sé paciente y tolerante.

Impedimento auditivo. No le grites a menos que te de señal de aprobación. Háblale en forma clara pues te leerá los labios. Si no te entiende, reformula tu frase en lugar de repetir.

Impedimento visual. Identifícate primero y luego explícale dónde lo vas a guiar. Ofrécele tu brazo en lugar de tu ponerle el tuyo.

Personas en silla de ruedas. Una silla de ruedas no necesariamente es signo de una tragedia, así que es recomendable preguntar primero antes de ofrecer ayuda inmediata. Además, una persona en silla de ruedas puede requerir diferentes grados de asistencia.

A los padres. Los padres deben concientizar a sus hijos la forma de hacer frente a otros niños de sensibilidad especial en el colegio o a cualquier otro adulto con dificultad especial con el que tengan que interactuar.

Finalmente recuerda que una persona con discapacidad, es una persona, NO una discapacidad. Enfoca en su persona, no en su condición. Las personas con discapacidad deben ser tratadas con la misma dignidad y respeto que cualquier otra. ¡Si todavía no estás seguro de cómo interactuar, pregunta!

Y termino con una de las muchas inspiradoras citas de Helen Keller: “Es mucho mejor caminar en la oscuridad con un amigo que caminar solo en plena luz”.

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