No somos cooperativistas por estar inscritos en una cooperativa, el cooperativismo es mucho más que eso, es la conciencia de la necesidad de unidad como uno de los medios para que los trabajadores, campesinos, obreros, profesionales, pequeños propietarios, amas de casa.
El cooperativista auténtico, debe aprender y practicar un nuevo estilo de convivencia, un nuevo método de vida, un nuevo tipo de valores distintos.
Si un supuesto cooperativista no es capaz de amar en su conciencia y en su accionar diario los valores cooperativos, tan necesarios para el bienestar y felicidad de la raza humana y del medio que lo rodea no es un verdadero cooperativista, es un equivocado en el movimiento, un oportunista a quien sólo le interesa obtener los beneficios de la cooperación.
El espíritu cooperativo es la práctica de estos valores, es la conciencia de que debemos educar a la comunidad y a los asociados para que sirvan a sí mismos y a la sociedad con el mayor desprendimiento, la mayor eficiencia y sin interés de lucro; es la entrega de nuestra inteligencia y de gran parte de nuestro accionar al establecimiento de condiciones de justicia social y bienes para toda la sociedad.
El espíritu cooperativo, es el antibiótico moral que destruye lentamente nuestro egoísmo, el afán de imponer a otros nuestros criterios, es el paso al imperio de la razón, la justicia y la compresión.
Las cooperativas se basan en los valores de ayuda mutua, responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad. En anteriores números se tocó los cuatro primeros.
EL VALOR SOLIDARIO
La solidaridad significa que los cooperativistas y las cooperativas se mantienen juntos. Aspiran a crear un movimiento cooperativo unido local, nacional, regional e internacionalmente. Ambos cooperan en todas las formas viables para proporcionar a los miembros la mejor calidad de vida y el menor costo en los bienes y servicios.
También la solidaridad significa, que la cooperativa tiene la responsabilidad de velar por el interés colectivo de sus miembros.
El valor de la solidaridad llama la atención al hecho que las cooperativas son más que asociaciones de individuos; son afirmaciones de fuerza colectiva y de responsabilidad mutua.
El desarrollo individual completo sólo puede lograrse en asociación con otras personas. Por medio de la acción conjunta.
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