Si bien sabemos desde pequeños que el final inevitable es morir, para muchos de nosotros resulta muy difícil afrontar esta realidad. La situación se torna aún peor cuando un ser querido parte de este mundo, lo que puede traer consigo problemas emocionales y hasta de salud.
Sucede lo mismo con las personas que saben que les queda poco tiempo de vida por el diagnóstico de una enfermedad terminal. Ellas también necesitan apoyo para tener la calidad de vida que merecen antes de partir.
Para esta situación ha surgido la tanatología, una disciplina integral que estudia el fenómeno de la muerte en los seres humanos, tratando de resolver las situaciones conflictivas que suceden en torno del deceso, tanto desde la medicina como de la psicología, la antropología física, la religión y el derecho.
“Para muchas personas, todavía es un tabú hablar de la muerte, incluso hay familias que esconden este fenómeno natural a los niños y, cuando muere un abuelo, no les dicen la verdad”, expresa la psicoterapeuta Patricia Prada, especializada en el tema.
Cuando alguien cercano a nosotros fallece, el entorno y la realidad nos confrontan y no hay un reconocimiento o asimilación de la verdadera situación, agrega Prada. Hay muchas preguntas sin respuesta, como, ¿por qué se fue si era tan bueno? o ¿dónde está ahora? En algunos casos, hay personas que incluso sienten culpabilidad por esa muerte.
“La pérdida de un ser amado provoca el surgimiento de ideas que generan emociones y sentimientos negativos: sensación de pérdida, angustia, miedo, falta de aceptación y aislamiento. Estos sentimientos se incrementan si la pérdida ha sido dolorosa, traumática o agónica, aumentando el miedo de la propia muerte”, señala la psicóloga Lizette Gallegos.
Las etapas del duelo
Negación y aislamiento, ira, pacto, depresión, aceptación y esperanza. Siete son las etapas por las que las personas transitamos cuando sufrimos la pérdida de un ser querido.
“Este proceso puede durar desde seis meses hasta muchos años, dependiendo de la persona”, precisa Prada. No obstante, para algunos individuos se dificulta más el transitar por las diferentes etapas y suelen quedarse estancados en alguna, lo que se torna contraproducente. “Atravesar un proceso de duelo requiere que la persona comprenda que la pérdida de ese ser es irreversible, natural e inevitable. En cambio, la permanencia del recuerdo es mental y emocional”, acota Gallegos.
Sin embargo, cuando no se puede superar una pérdida por más de algunos meses después de ocurrida, se habla de un proceso de duelo patológico, en el cual se presentan sentimientos de culpa y pensamientos de muerte. Esto se debe al mencionado estancamiento en alguna de las etapas del duelo. “La negación de la muerte puede traer terribles consecuencias, ya que cuando no hay duelo, hay patrones de muerte que se repiten y enfermedades psicosomáticas”, agrega Prada.
Es por eso que asimilar la muerte como un suceso natural y pasar por todas las etapas citadas son procesos que los seres humanos debemos asumir. Para poder avanzar en las etapas, Prada recomienda que se debe hablar del tema y no tornarlo en un tabú.
“En la sociedad occidental le damos una connotación negativa a la muerte, por eso la gente no quiere usar luto, porque es incómodo estar con alguien que está de luto y triste. Es la principal razón por la que la gente tiende a aislarse”, detalla Prada.
La especialista aclara, empero, que cuando se llega a un reconocimiento de la verdad, el sentido de la derrota desaparece y uno se reconcilia con la vida. De esta manera es que llega el regalo oculto: la esperanza o la resiliencia.
Una mano amiga
Para ayudar a las personas que se estancan en alguna etapa y evitar que se suman en depresiones profundas, existe una serie de terapias. “La colaboración que brinda el especialista debe consistir en el cierre de la herida mental que ocasiona la pérdida, es decir, se debe colaborar en el proceso de despedida del paciente y su lazo de presencia con el ser querido”, explica Gallegos.
Prada apunta a terapias de grupo como una de las formas más efectivas. “Yo creo en las terapias de grupo en las que puedes expresar tu dolor y salir del victimismo, ya que al trabajar en grupo también escuchas al otro que está atravesando por lo mismo”.
Pero, cuando se trata a una persona que atraviesa una enfermedad terminal, además de ayudar a sus seres queridos, se debe trabajar con ella.
Prada, en su experiencia con personas en la etapa terminal de una enfermedad, aconseja que lo mejor que se puede hacer es “reforzar sus creencias espirituales y darle la mejor calidad de vida en el tiempo que le queda”, indica Prada.
La compañía y el cariño de los seres queridos son fundamentales en el tránsito hacia la muerte. Además, se debe ayudar a esta persona a resolver sus pendientes en temas legales, como las herencias, y dejar protegidos a sus familiares, Así como colaborar en arreglar los pendientes médicos para que la persona pueda irse de este mundo en paz.
Luto
Usar ropa negra es una forma de manifestar el dolor en la cultura occidental. Sin embargo, más allá de llevar cierto tipo de vestimenta para expresar el duelo, es muy importante permitirse estar triste, llorar y poco a poco superar el deceso. En caso de que después de unos meses no se logre esto, es necesario buscar ayuda profesional para arreglar la situación.
Miedo
El miedo a la muerte es un sentimiento natural porque se teme a lo desconocido y va más allá de nuestras creencias religiosas. Las terapeutas recomiendan que reforzar nuestras creencias ayuda a despejar los miedos a la muerte.
Tabú
La muerte es un tabú para muchas personas, no obstante, nuestras expresiones culturales hacen que desmitifiquemos esta idea. Una prueba de ello es el Día de los Muertos, cuando en las casas se hacen altares para recibir a las almas de los seres queridos que partieron.
Resiliencia
El término resiliencia se refiere a la capacidad de los sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional y traumas. Cuando un sujeto es capaz de hacerlo, se dice que tiene una resiliencia adecuada, y que puede sobreponerse al dolor.
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