domingo, 17 de junio de 2012

El enigma de Manuela Gandarillas

1. Nataniel Aguirre - Los Tiempos | Usuario

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Texto: Jaime De La Fuente Patiño. Investigador de Historia



El pasado 27 de mayo se conmemoró el bicentenario de la Batalla de la Colina de San Sebastián o de la Coronilla, en la que un grupo de valerosas mujeres cochabambinas patriotas se enfrentaron y murieron combatiendo a las tropas realistas comandadas por el Gral. José Manuel Goyeneche y Barreda. Según el único testimonio que existe de esta batalla escrito por un soldado de nombre Francisco Turpín perteneciente al Primer Ejército Auxiliar argentino, esta acción fue promovida y encabezada por las mujeres de Cochabamba, cuando después de conocerse de la derrota del “General” Esteban Arze en Pocona, en un Cabildo abierto en la ciudad del Tunari, el Prefecto patriota Mariano Antezana optaba por la rendición de la ciudad ante los realistas y solo quedaban “mil hombres escasos” para su defensa.

Entonces las mujeres dijeron: “Si no hay hombres nosotras defenderemos”, y luego el Prefecto Antezana mandó decir que él se rendía y ordenó guardar las armas bajo llave en el cuartel, después de lo cual, una parte de las mujeres armadas de “cuchillos, palos, barretas y piedras” fueron a buscar a Antezana a su casa para matarlo, pero no lo encontraron, mientras otra parte de las féminas consiguieron que se abriese el cuartel y sacaron de él, fusiles, cañones y municiones, para después dirigirse a la Colina de San Sebastián a objeto de defender a la ciudad.

Al día siguiente, 27 de mayo de 1812, estando las mujeres allí fueron conminadas a rendirse por un “embajador” o emisario de Goyeneche que entregó el pliego pertinente al único oficial patriota presente, el Capitán de Caballería Jacinto Terrazas. Éste les preguntó si querían rendirse y ellas respondieron que no, y “que más bien tendrían la gloria de morir matando”, y mataron al emisario realista. Después comenzó la acción y las mujeres con “los rebozos atados a la cintura” combatieron por espacio de de tres horas, siendo derrotadas por el ejército realista que “acometió por cuatro puntos y mataron treinta mujeres, seis hombres de garrote y tres fusileros”.

Cabe señalar, que en este informe no se menciona el nombre de ninguna de las 30 mujeres ni de los nueve hombres que murieron en la batalla. El informe recién fue publicado in extenso en la Argentina en 1914 en los “Documentos del Archivo de Belgrano”. Después fue transcrito en 1989 por el historiador argentino Emilio Bidondo en su libro: “Alto Perú, Insurrección, libertad, independencia”, yu posteriormente fue publicado en nuestro país. Sin embargo, seguramente fue conocido mucho antes por el ilustre historiador, también argentino, Bartolomé Mitre, que llegó a ser presidente de su país, y que lo resumió en su Historia de Belgrano publicada en 1876. Y decimos esto, porque en este resumen de Mitre se mencionan a esos “mil hombres” escasos y se destaca la participación de las mujeres que no aceptaron rendirse, lo que no había sido escrito antes por otros historiadores, e inclusive por el deán argentino y patriota Gregorio Funes, quien en 1817 sólo señaló que en la citada batalla (de la Coronilla) participaron “las mujeres promiscuamente con los hombres”, y en una nota de referencia agregó que fue "tan heroico este choque; que para su eterna memoria y encender la llama del patriotismo, un ayudante en cada cuerpo del ejército del Perú (primer ejército auxiliar argentino), a la lista de la tarde, llamaba: las mujeres de Cochabamba, como si estuviesen presentes, a lo que contestaba su sargento: murieron en el campo del honor”. (T III: 504 y nota a)

Esta laudatoria arenga al valor de las mujeres cochabambinas fue reproducida por el escritor francés Louis Aimé Martin en su libro “La educación de las madres de familia” publicado en español en 1842. Después, fue transcrita por primera vez en nuestro país en 1885 por el célebre escritor e historiador cochabambino Nataniel Aguirre en su famosa novela histórica “Juan de la Rosa. Memorias del último soldado de la Independencia”, en la cual Aguirre también transcribió por primera vez el citado resumen de la Batalla de la Coronilla escrito por Mitre. Así, fue el primer autor en nuestra historiografía en mencionar y resaltar la participación femenina en esta confrontación.

Además, Aguirre, en base a ese resumen y alguna información tomada de otras fuentes escribió su propia versión sobre este enfrentamiento de manera bastante imaginativa y novelesca, mezclando la realidad con la ficción, y haciendo que las heroínas cochabambinas estuviesen encabezadas y dirigidas por una anciana ciega llamada “doña Chepa” (Josefa), que era hija de un verdadero insurgente de la anterior rebelión de la época de Alejo Calatayud cuyo nombre era Nicolás Flores. De modo que según Aguirre, la legendaria anciana ciega se habría llamado Josefa (Chepa) Flores.

Y es que Aguirre creó a sus principales personajes vinculándolos con Calatayud y sus seguidores, con la finalidad de rememorar y enaltecer a estos próceres locales. Tal es así que su protagonista principal, Juan de la Rosa, era precisamente un “tercer nieto” o tataranieto de Calatayud. En este sentido, esta anciana ciega más parece un personaje ficticio y simbólico, porque además Aguirre para hacerla hija del insurgente Flores y poder presenciar su muerte y la de Calatayud, le atribuyó una increíble edad de “cerca de cien años”, pero con una vitalidad poco verosímil para esta avanzadísima edad. Además que ella no era ciega de nacimiento y al parecer habría perdido la vista en un incendio provocado por los realistas.

En todo caso, la versión de la Batalla de la Coronilla escrita novelescamente por Aguirre fue considerada después como un relato de carácter histórico y veraz por el historiador cochabambino José Macedonio Urquidi. Quien la repitió parcialmente en su obra “Bolivianas Ilustres”, pero presentando a la anciana invidente como una heroína anónima y sin nombre, y más bien identificó a la heroína que habría aleccionado y encabezado a las mujeres patriotas en el “sacrificio colectivo” de la Coronilla como “Manuela Eras y Gandarillas”. Luego el mismo Urquidi, en su Compendio de Historia de Bolivia la denominó solamente como “Manuela Gandarillas” (1944), lo que originó una posterior confusión historiográfica, dando lugar a que algunos historiadores, escritores e inclusive poetas, identificasen indistintamente a la heroína ciega de la novela de Aguirre como: Josefa (Chepa) Flores, Josefa Gandarillas, Manuela Gandarillas y Josefa Manuela Gandarillas.

Sin embargo, según recientes investigaciones, la heroína nombrada inicialmente por Urquidi como Manuela Eras y Gandarillas era una persona real, pero en el momento de la Batalla de la Coronilla era solo una niña, que además falleció mucho tiempo después, según la documentación primaria pertinente publicada por el conocido historiador cochabambino Edmundo Arze en un artículo escrito en la Revista Cochabamba Nº 1 de junio de 2011. De modo que esta Manuela Gandarillas no pudo ser la heroína que encabezó a las mujeres y murió en la Coronilla, así como tampoco era ciega y centenaria. Entonces se nos presenta un misterioso enigma por resolver: ¿por qué Urquidi identificó a la principal heroína con este nombre, de dónde obtuvo esta información?

A manera de hipótesis, inferimos que la solución de este enigma estaría en una lista muy mentada de los patriotas que habrían sido ejecutados junto con el prefecto Mariano Antezana al día siguiente de la Batalla de la Coronilla, y que estaba encabezada por un “Gandarillas”. De modo que como el historiador Mitre había señalado que las mujeres que combatieron en la

Coronilla eran esposas, madres o hermanas de los patriotas sublevados, Urquidi supuso que la principal heroína era hermana de dicho Gandarillas, a quien identificó como “José Domingo Eras y Gandarillas”. Quien en la realidad era su hermano y fue un patriota y un guerrillero, pero que fue ejecutado por los realistas años después en 1820, aunque se considera que su padre José Eras y Gandarillas fue uno de los patriotas ejecutados junto con Antezana en 1812.

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