jueves, 6 de diciembre de 2012

La eterna belleza de Coyoacán

U n hombre que reparte abrazos gratis, una pareja de enamorados, varios niños lanzando pompas de jabón, perros coqueteando con otros perros, lectores en las terrazas, vendedores de elote (maíz o choclo) frente a una fuente, amantes del arte en los museos' Toda una estampa de vida un domingo cualquiera en Coyoacán, un barrio mágico.

Casi tan antiguo como ciudad de México, Coyoacán significa en náhuatl “lugar de coyotes”. Ubicado al sur de la capital mexicana, es una localidad que rezuma historia por todos sus poros. En la antigüedad fue un pueblo que le rendía tributo a Tenochtitlán, capital del imperio Mexica.

Tras el declive del imperio azteca, Hernán Cortés se instaló en Coyoacán al tiempo que se construía sobre las ruinas de Tenochtitlán la que sería la futura capital de México. Durante un tiempo estuvo allí instalada la Capitanía de la Nueva España.

Cultura por doquier

Desde su fundación, esta hermosa colonia ha gozado de una impronta romántica y aristocrática, habitada por pensadores e intelectuales y gente de la alta alcurnia capitalina. Estuvo separada del Distrito Federal hasta la mitad del siglo XX, cuando la avenida Universidad unió ambos espacios.

El visitante podrá admirar casonas antiguas y plazas coloniales, así como acudir a museos, templos, mercados y cafés impregnados de cultura.

Los historiadores cifran la fundación de Coyoacán en el siglo VII. La belleza de su entorno, con flora y fauna abundante, arroyos y manantiales, sedujo pronto a los visitantes que hicieron del lugar su vivienda habitual.

Compuesto por cinco zonas, que son Santa Catarina, La Conchita, San Diego Churubusco, San Lucas y El Carmen, se le debe a los monjes franciscanos y dominicos que vivieron allí, en el siglo XVI, el legado en la arquitectura colonial, las capillas y sus calles empedradas.

Cualquier rincón de Coyoacán resulta atractivo. Una opción es tomar la calle principal Francisco Sosa (antiguamente llamada Calle Real) y desembocar en el Jardín Hidalgo y el zócalo de la colonia, que es el corazón de la zona. Se puede visitar el antiguo ayuntamiento y la catedral de estilo barroco. La plaza está surcada de restaurantes y bares pintorescos, así como de tiendas de todo tipo.



¿Dónde ir?

En la esquina de esta calle con la avenida Universidad se encuentra una pequeña joya que data del siglo XVIII, la Capilla Panzacola. En el lateral sigue en pie un puente de 1763. El recorrido nos enseña las viviendas de personajes ilustres como la de Miguel Ángel de Quevedo.

La antigua Calle Real le conducirá hasta la Casa de Francisco Sosa, el “virrey de Coyoacán”, construida en el siglo XIX y a la Casa de Diego de Ordaz, de una gran belleza.

No se puede perder la cantina La Guadalupana; la cervecería La Puerta del Sol y el café El Jorocho. El Bazar Artesanal Mexicano ofrece multitud de productos y una parada en el Mercado de Antojitos le hará salivar con su amplia gama de comida típica, como los tacos, las quesadillas o el tradicional pozole.

La Parroquia de San Juan Bautista, edificada en 1583, frente al parque de Coyoacán, aún conserva dos arcos de piedra que están sostenidos por un par de pilares adosados a un muro. Estos formaban la puerta de entrada del antiguo atrio de la parroquia, convertido hoy en el Jardín Centenario, cuya fuente central coronada por coyotes ilustra el nombre de Coyoacán.

La Casa Alvarado es uno de los emblemas de la colonia. En su época fue una hacienda colonial que perteneció a un comerciante de apellido Alvarado, de allí el nombre.

La Plaza de Santa Catarina es uno de los rincones más coquetos del lugar. Allí se pueden admirar la Capilla de Santa Catarina de Siena y la Casa de la Cultura Jesús Reyes Heroles, construida en 1780.

El Jardín Hidalgo alberga en el centro un quiosco construido en Francia a finales del siglo XIX. Frente a este se ubica la Casa de Cortés, en la actualidad Delegación Coyoacán donde destaca el pórtico que lleva la campana utilizada los días 15 de septiembre para dar el Grito de Independencia.

Precisamente fue Hernán Cortés quien mandó construir en la Plaza de la Conchita, supuesto centro neurálgico de los españoles, una capilla provisional donde La Malinche hizo sus primeras oraciones.

La Casa Azul

Resulta interesante visitar el Museo de Frida Kahlo, también llamada Casa Azul. Se acaba de inaugurar la exposición "Las apariencias engañan" que integra unas 300 prendas, entre vestidos, zapatos, joyas, perfumes y otros objetos personales encontrados en los baúles y salas de baño de esa casa.Aparte, de forma permanente, se exhibe la obra de la artista, así como su colección de 2.000 retablos y ex votos, vestimentas y mobiliario.

Los amantes del arte en general pueden ir al Museo Nacional de la Acuarela y al Museo Nacional de las Culturas Populares. Allí encontrarán interesantes expresiones artísticas mexicanas.

Por último, en diciembre, destaca el tradicional bazar navideño que se monta en el Mercado. Allí se deleitarán con todo el atrezzo necesario para la decoración de Navidad (EFE Reportajes).

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