domingo, 16 de diciembre de 2012

Paraíso natural argentino

La gran biodiversidad que se congrega en la Península Valdés de la Patagonia, situada a 1.500 kilómetros al sur de Buenos Aires, incluye especies como la ballena franca austral, la orca, el pingüino de Magallanes o los elefantes y leones marinos, reunidos por una confluencia de condiciones, según los expertos.

“En pocos sitios del planeta se da la conjunción de tener buenos lugares para reproducirse y alimento disponible: éste es el caso de la Península Valdés”, explica Guillermo Caille, experto de la Fundación Patagonia Natural.

La península ofrece un espacio ideal para la reproducción de los cetáceos en los golfos Nuevo y San José, protegidos de las corrientes marinas; y también cuenta con una disponibilidad de alimentos vinculada a las corrientes marinas que llegan a esas zonas de la costa patagónica.

“Las características oceanográficas del mar patagónico, al que llega la corriente de Malvinas que arrastra nutrientes desde el fondo marino, provoca que haya grandes caladeros, no sólo para la pesca, sino también para estas especies”, argumenta Alejandro Carribero, de la Fundación Ecocentro.

Estas dos condiciones, la disponibilidad de alimentos y la facilidad de lugares para la reproducción, en el caso de las ballenas, los elefantes y los leones marinos, además de la nidificación, en el caso de los pingüinos, convierten a Valdés en un lugar de gran biodiversidad, durante gran parte del año.

Por ello, el visitante puede disfrutar entre junio y diciembre del avistamiento de ballenas, o divisar pingüinos entre septiembre y abril; los elefantes y lobos marinos están en la zona casi todo el año y también se pueden observar orcas y algunas especies de delfines en el verano austral, entre diciembre y marzo.

La ballena franca

En este amplio abanico de especies, la ballena franca austral es la más característica de la zona, un gran cetáceo que estuvo casi extinguido a finales del siglo XIX, pero cuyo crecimiento sostenido, a tasas del 5% anual, está provocando incluso que la época de avistamiento en la Península Valdés se extienda.

“Hace diez años las ballenas venían en septiembre y se iban en noviembre, ahora llegan ya desde julio. La explicación con más consenso es que al aumentar la población las ballenas se van escalonando”, aclara Caille.

Para ver a las más de 4.000 ballenas que pasan cada temporada por Península Valdés, según datos del Instituto de Conservación de Ballenas argentino, las principales agencias turísticas ofrecen al visitante una navegación por el golfo Nuevo, en el que tanto ballenas como crías se acercan y juguetean con las embarcaciones.

Aunque este turismo es el más masificado de la zona con embarcaciones que llegan a transportar hasta 70 turistas en cada viaje, se trata de un avistaje “de los más reglamentados del mundo”, según expertos como Carribero, de Ecocentro, con quien coincide Caille, de Patagonia Natural.

“Es destacable el cuidado que pone el capitán en tratar de no perturbar más allá de lo posible a la madre con su cría. Navega despacio, para el motor, y deja que la ballena se acerque”, añade Caille.

Según explicaron los representantes de las agencias de viaje, la gran cantidad de personas que va en estas embarcaciones, que cada día navegan por el golfo Nuevo en busca de cetáceos, se explica para evitar un gran número de naves, ya que sólo pueden estar seis al mismo tiempo en el agua.

El pingüino magallánico

Junto a las ballenas, los pingüinos son otra de las principales atracciones de la península, donde existen varias “pingüineras”, las zonas donde establecen los nidos, aunque su hábitat principal se sitúa unos 180 kilómetros más al sur, en Punta Tombo, por donde pasa un millón de ejemplares cada año.

“Los pingüinos aprovechan arbustos locales como la jarilla para proteger sus nidos, y combinan esos emplazamientos con una gran capacidad de natación para ir a buscar comida a lugares alejados”, manifiesta Caille.

En Punta Tombo, los visitantes circulan por un camino marcado que varias de estas aves cruzan cuando llegan desde el mar con alimento, mientras uno de los miembros de la pareja cuida el nido, y hay que tener gran cuidado de no interrumpir la marcha de las aves, para no desorientarlas en la búsqueda de su lugar entre millares de nidos.

Además de pingüinos y ballenas, grandes mamíferos como leones, lobos y elefantes marinos acuden cada año a la zona de Península Valdés, donde hay la mayor población del hemisferio sur de elefante marinos, con más de 40.000 ejemplares cada año.

En el caso de estas especies, la cercanía de recursos como el calamar, con un caladero frente a la zona de Valdés, permite la afluencia de estos animales, pesados y lentos en tierra, pero grandes nadadores que recorren 200 millas para llegar a este alimento, lo que para ellos es una “distancia asumible”, según ambientalistas.

También entre estos grandes mamíferos se pueden mover en ocasiones los turistas conducidos por guías expertos, siempre que tomen las precauciones lógicas, como evitar colocarse a favor del viento para que el animal no detecte su presencia o tratar de moverse con lentitud y agachados, para no violentarlos.

En plena naturaleza

Este tipo de turismo, basado en el gusto por la naturaleza y una cierta tendencia a la aventura, es el más demandado en la zona, según explica Liliana Romeo, de la Asociación de Agencias de Viajes de Puerto Madryn, la localidad más cercana a Península Valdés.

“El turista que viene a Península Valdés es un perfil de cliente que quiere estar en contacto con la naturaleza todo el día y sabe que las excursiones son largas”, explica Romeo, que distingue además un turismo caracterizado por la “aventura” en el que se ofrecen experiencias tan interesantes como bucear entre lobos marinos.

La crisis económica europea, sin embargo, ha marcado fuertemente a una zona originada como un “destino internacional preponderante”, según Romeo, para quien tan sólo franceses e italianos han acudido en el último año, cuando habitualmente tenían muchos más visitantes de otros países europeos, especialmente españoles. (EFE Reportajes)

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