Para continuar la tradición de sus fundadores, los asociados de las cooperativas sostienen los valores éticos de honestidad, responsabilidad social y preocupación por los demás.
En lo que respecta a la preocupación por los demás es mucho naturalmente lo que podría decirse. Sin duda alguna no es posible la constitución de una cooperativa si los organizadores de ella no poseen ese cardinal valor del interés o preocupación por los otros. La cooperativa es el resultado o fruto del interés de unos por otros. Uno para todos y todos para uno. Si se va a ella persiguiendo sólo mí interés particular, obviando todo interés por los otros -y cada quien pensando de esa manera- se puede asegurar que el fracaso estruendoso será el final de tal “cooperativa”.
Esa preocupación por los demás debe extenderse a los que están fuera de la cooperativa.
El cooperativista no puede ser ajeno a los problemas de su comu- nidad. Le debe interesar tomar parte en la solución de los problemas de salud, de seguridad, de analfabetismo, de desempleo, etc.
Cuanto mejor esté la comunidad en donde se halla inserta la cooperativa, tanto mejor para ésta.
Debe preocuparse el cooperativista por los niños y jóvenes, por las mujeres, en particular por las madres, por las personas de tercera edad, etc.
Tiene que manifestar su preocupación por el deporte, por la cultura, por la espiritualidad de los miembros de su comunidad.
La preocupación por los demás no tiene límites. Ella exige interesarse por el país, por la región continental del planeta en donde vive, por el planeta mismo. Deben ser los cooperativistas defensores a ultranza de la justicia social en su país, de la equidad en las relaciones internacionales.
Deben ser abogados de la paz del mundo; luchar porque los conflictos entre los pueblos sean dirimidos en una mesa de negociación y no en el campo de batalla. La preocupación por los demás tiene que ver también con la defensa
del medio ambiente, la ecología.
El día en que los valores cooperativos -no sólo los actualmente adoptados como identidad cooperativa- pasen de ser valores secundarios a ser valores dominantes en el quehacer cotidiano de las sociedades y con mayor razón de las organizaciones cooperativas, el mundo cambiará y quizá desde el bien común se irradiará la felicidad personal, entendida sólo como consecuencia de la felicidad del otro.
PREOCUPACIÓN POR LOS DEMÁS
“Hasta no lograr el bienestar material y espiritual de las personas que le rodean, el cooperativista estará en una situación de inquietud, buscando soluciones a los problemas sociales. Eso es “preocupación por los demás”.
El modelo cooperativo como una alternativa a la crisis
La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el pasado año 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas. El objetivo principal de esta conmemoración ha sido concienciar a la población sobre el modelo cooperativo y su contribución a la sociedad. El Año Internacional de las Cooperativas ha servido como una oportunidad única para aumentar la visibilidad y proyección de las cooperativas en el mundo, en la medida que las cooperativas son un modelo empresarial idóneo para el desarrollo económico -que ha demostrado ser más resistente que otros modelos en tiempos de crisis- y que crea empleos en todos los sectores de actividad alrededor del mundo.
Por ello, y bajo el lema: Las empresas cooperativas construyen un mundo mejor, el Año Internacional de las Cooperativas ha pretendido llamar la atención sobre las inestimables contribuciones de las empresas cooperativas a la reducción de la pobreza, la generación de empleo y la integración social (...). Y es que desde hace doscientos años las cooperativas han sacado a millones de personas de la pobreza, con dignidad, ayudando a reducir conflictos y favoreciendo la igualdad de oportunidades.
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