domingo, 28 de abril de 2013

Llegó con 100 dólares a EEUU y se convirtió en la heredera de un imperio

Parece el guión de una telenovela: una joven polaca llega a Nueva York con unos cuantos dólares en el bolsillo, la contratan como sirvienta en la casa de una de las familias más ricas de Estados Unidos, el heredero del imperio se enamora y se casa con ella.

Nada es inventado. Es la vida de Barbara Piasecka Johnson, que en 1983 heredó la fortuna de Johnson & Johnson, el imperio de productos farmacéuticos, y quien murió hace unas semanas en su natal Polonia a los 76 años.

La vida de Piasecka Johnson también estuvo plagada de disputas, peleas, críticas y enfrentamientos, principalmente con los seis hijos de su esposo que quedaron excluidos del testamento y de la fortuna Johnson & Johnson.

Lo cierto es que en el momento de su muerte Barbara Piasecka ocupaba el 42º lugar en la lista de las mujeres más ricas del mundo, según la revista Forbes.

Barbara Piasecka nació en 1937 en Staniewicze, una localidad en el este de Polonia, que ahora pertenece a Bielorrusia. Era hija de un agricultor.

En 1968, la joven Barbara decidió emigrar a Estados Unidos, adonde llegó casi sin dinero (se dice que tenía 100 dólares en la bolsa) y sin hablar inglés.

Al poco tiempo consiguió un empleo como sirvienta en Oldwick, Nueva Jersey, en la propiedad de J. Seward Johnson y la que era entonces su segunda esposa, Esther Underwood, con quien había estado casado 32 años.

Se cuenta que J. Seward se enamoró de Piasecka de inmediato, sin importar la diferencia de 42 años de sus edades: él tenía 76 y ella 34.

Un año después Barbara dejó el empleo con los Johnson y partió a Nueva York para estudiar cursos de arte. Seward la siguió rentándole un apartamento en Manhattan.

En 1971, el heredero decidió dejar a su segunda esposa y madre de sus dos hijos (tenía otros cuatro hijos con su primera esposa Diana Dill), y ocho días después de obtener el divorcio se casó con Piasecka.

El matrimonio duró 12 años. Seward murió de cáncer a los 87 años, no sin antes firmar un nuevo testamento en el que legaba toda su fortuna de más de 500 millones de dólares a Piasecka, excluyendo de su testamento tanto a sus seis hijos como a un instituto de investigación oceanográfica que Johnson había fundado en Florida.

Los hijos impugnaron el testamento sobre la base de que su madrastra había utilizado amenazas y abusos para forzar a su frágil padre enfermo a firmar el nuevo testamento. Argumentaban también que el anciano no estaba en su sano juicio en el momento de firmar el documento.

Piasecka Johnson declaró que su esposo no había dejado dinero a sus hijos porque estaba decepcionado por lo que ella llamó “su avaricia y conducta escandalosa”.

Eventualmente, tres años después, se llegó a un arreglo bajo el cual ella conservó 300 millones de dólares y el resto fue dividido entre los seis hijos de Johnson, el instituto oceanográfico, impuestos y honorarios legales.

Su muerte fue anunciada por su familia en el diario polaco Rzeczpospolita, donde los únicos detalles que se dan sobre su muerte es que ésta ocurrió “después de una larga y grave enfermedad”. También se dijo que será enterrada en Breslavia, donde vivió gran parte de su juventud.


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