martes, 22 de enero de 2013

Castillo de coral, un monumento al amor en Miami

Durante 28 años, Edward Leedskalnin, que medía 1,5 metros y pesaba 45 kilos, talló bajo el manto de la noche, alumbrado apenas con una lámpara de querosén, enormes rocas con rudimentarias herramientas hasta erigir el Castillo de Coral en Homestead, a 48 kilómetros al suroeste de Miami, en Florida, Estados Unidos.

“Se trató de una historia de amor que no resultó bien para él. Su novia se llamaba Agnes Scuffs y, un día antes de la boda en 1912, le dijo que no se podían casar. Él se deprimió, se fue de viaje, visitó Alemania, Canadá y EEUU. Sufría de tuberculosis. En 1920 se trasladó a Florida City, en Florida, donde comenzó a construir un monumento al amor perdido”, contó Tom Gaymor, guía del castillo.

La edificación, visitada por más de 300 mil personas al año, es uno de los principales “sitios históricos” del sur del estado, luego de ser incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos del país en 1984, según la directora de comercialización y ventas del museo del Castillo de Coral, Laura Maye.

Métodos de construcción

Nacido en Letonia, en la región báltica del norte de Europa, Leedskalnin (1887-1951), de 26 años, tras el abandono de Scuffs, de 16, peregrinó con su desamor hasta llegar al sur de Florida, donde una familia lo encontró en la carretera casi muerto por la enfermedad que sufría y lo trasladó a su casa para curarlo.

Sus rescatadores le tomaron aprecio y le regalaron casi la mitad de una hectárea en esa ciudad, donde comenzó a construir la edificación que es conocida como el “Stonehenge americano”, en referencia al monumento megalítico del mismo nombre que existe en Inglaterra.

Sus métodos de construcción son un misterio para ingenieros, científicos y otros expertos que han analizado la singular estructura, donde todas las rocas talladas “guardan relación con el norte, el sur, el este y oeste” y una pesa más de 2.000 kilos.

Leedskalnin comenzó su tributo al amor en Florida City, una ciudad cerca a Homestead. Allí, sin testigos y siempre de noche, construyó casi todas las esculturas con un procedimiento que se llevó a la tumba. Algunos lo atribuyen que el hombre tenía “poderes sobrenaturales”, otros a la “ayuda de extraterrestres”.

Cuando se le preguntaba cómo movía las pesadas rocas, el despechado, quien se refería a Scuff como “mi dulce dieciséis”, afirmaba que conocía “el secreto de las pirámides” y que comprendía bien “las leyes del peso y del apalancamiento”.

Jamás reveló su método y sólo resaltó en una señal tallada en una piedra: “Usted verá un inusual logro”, que colocó en la entrada de la edificación como bienvenida a los visitantes y que ha permanecido allí desde entonces.

Su monumento al amor, construido entre 1923 y 1951, también permaneció de pie durante el paso de “Andrew”, el poderoso huracán de categoría cinco que, con vientos de más de 252 kilómetros por hora, destruyó en 1992 a Homestead y Florida City, en el condado de Miami-Dade.

“Todo alrededor cayó, pero no el castillo, ni un centímetro”, aseguró el guía. Gaymor descartó las teorías de los extraterrestres y de los poderes sobrenaturales y dijo que el letonio sabía de astronomía, de matemáticas, provenía de una familia de canteros que le transmitió conocimientos de ese oficio , había trabajado en aserraderos y pasó 28 años en un proceso de observación de su entorno.

Piezas de coral y un corazón

Todo ese conocimiento, según el guía, lo utilizó para cortar y mover los pesados bloques de coral con herramientas que fabricó con partes de automóviles y con tres poleas que le permitían levantar hasta diez toneladas cada una.

“En los años 30, al mismo tiempo que él estaba construyendo su castillo, se edificaba el Empire State Building en Nueva York, la diferencia es que en esa ciudad se usaban herramientas modernas. Él empleó métodos antiguos que nadie usaba. Si hubiera tenido poderes sobrenaturales o ayuda de extraterrestres no se hubiera demorado 28 años en construir el castillo”, dijo Gaymor.

Leedskalnin, que sólo había cursado la escuela secundaria y hablaba cinco idiomas, esculpió en las rocas las fases de la luna que pesan cada una 18 toneladas y la que representa a la luna llena es una fuente con agua de 23 toneladas.

Otra de las esculturas es una mesa con la forma del estado de Florida que contiene un redondel con agua para imitar el lago Okeechobee, el mayor cuerpo de agua dulce del estado y el séptimo de EEUU.

Las sillas pesan 500 kilos cada una. Hay una puerta de nueve toneladas, que desde 1989 no se mueve, pero antes se podía mover con un dedo, y otra en la entrada del castillo gira con facilidad.

En 1940 construyó un telescopio que pesa 24 toneladas con el que se puede observar la estrella Polar por un hueco en la roca, que a su vez está ubicada en línea directa con el telescopio.

El telescopio tiene cuadrantes y cada uno significa las estaciones, según la información que el letón dejó por escrito en folletos en los que describió el significado de algunas de las rocas.

Pero lo más sorprende es cómo recreó lo que pudo ser su vida matrimonial con su “dulce dieciséis”. En el medio de la edificación, rodeadas por plantas y flores exóticas, se encuentran dos camas y una cuna de piedra de coral.

Contiguo a esta sección está una especie de cuarto para aislar a los niños como castigo si tenían mal comportamiento.

Como pensaba que todo hombre debía ser rey de su castillo, talló un trono para él y para su amada, luego una silla muy incómoda para la suegra y otra pequeña para un niño.

En la parte de atrás del trono hay rocas que representan a los planetas Marte y Saturno, de 18 toneladas cada una, y una luna grande de 23 toneladas acompañada por el planeta Venus.

Incluso esculpió unas sillas para dirimir los problemas matrimoniales en las que las parejas se sientan lado a lado y sus caderas se tocan.

Su romanticismo lo impulsó a esculpir una mesa en forma de corazón de 2.270 kilos y Créalo o no, la filial de Ripley Entertainment Inc., lo certificó como el más pesado del mundo, comenta el guía del castillo.

Amor imposible

El hombre construyó una especie de fogón dentro de rocas y colocó dos ejes de camiones sostenidos con una cadena, donde colocaba salchichas que vendía a los visitantes de su castillo por dos centavos de dólar.

Muchas de las esculturas las construyó en Florida City y las trasladó a Homestead, donde compró un terreno más grande, ayudado por un joven que tenía un tractor, y pasó tres años mudando las estructuras a una distancia de 16 kilómetros.

En 1940, después de que las esculturas estuvieron en su lugar, el letón terminó de levantar los muros que rodean a la edificación. Cada sección tiene una altura de 2,4 metros, 1,2 metros de ancho y pesa más de 58 toneladas.

La ex novia de Leedskalnin, quien se casó con un hombre que ingería mucho licor y que murió por esa causa, aunque tenía conocimiento de la existencia del castillo en honor al amor que él le profesaba, nunca lo vio; ella falleció a los 40 años, en 1936.

Leedskalnin, que había logrado curarse de la tuberculosis, sufría de malnutrición y murió de cáncer de estómago.

En diciembre de 1951 enfermó, colocó un cartel en la puerta de su castillo informando “voy al hospital”, se trasladó en autobús al centro médico Jackson Memorial en Miami y murió tres días después cuando estaba dormido, a la edad de 64 años.

Después de su muerte, un sobrino que vivía en Michigan heredó el castillo y poco tiempo antes de morir, en 1953, se lo vendió a una familia de Illinois.

Los turistas pueden conocer el castillo con guías o utilizar un audio en inglés, español, francés y alemán. Maye informó que próximamente lo podrán escuchar en portugués, chino e italiano. (EFE Reportajes).

Sin testigos y siempre de noche, Edward Leedskalnin construyó casi todas las esculturas con un procedimiento que se llevó a la tumba.

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