Los enfermos deben contar con la ayuda de un padrino para superar las fases del tratamiento.
“Como alcohólicos, debemos aceptar que se tiene una vida complicada y desastrosa, pues se tiene problemas familiares, deudas, hijos abandonados y un mal rendimiento en el trabajo”, es el testimonio de Cecilia (nombre ficticio), una secretaria de 32 años, quien se rehabilitó gracias a los 12 pasos de recuperación que brinda Alcohólicos Anónimos (AA).
Los pasos son el núcleo del programa de recuperación de AA, pues están basados en las experiencias y errores de los primeros miembros de la institución, quienes describen las actitudes y actividades que fueron importantes para alcanzar la sobriedad.
Los 12 remedios. De acuerdo con la información proporcionada por Ema, nombre ficticio, miembro de la sociedad, el primer paso se centra en admitir que “somos alcohólicos y que nuestras vidas son totalmente desastrosas; es decir, tenemos deudas, somos infieles, no podemos conseguir trabajo, que nuestras familias están a punto de echarnos de nuestras casas y que prácticamente no podemos tomar buenas decisiones”.
El segundo y tercer pasos, dijo, se basan en creer que un poder superior a nosotros nos devuelve al sano juicio o salud mental. “Cabe mencionar que en la comunidad de AA no imponemos ningún credo o religión, cada persona puede creer en algo superior a ella misma”.
Por otro lado, aseveró, el cuarto y quinto pasos se trasladan a la raíz de la enfermedad. “Desmenuzamos en detalle cada uno de nuestros miedos y resentimientos, pues la literatura de Alcohólicos Anónimos menciona que estos sentimientos nos llevan a beber. Algunos calificamos a esta experiencia como una limpia”.
“En los pasos sexto y séptimo, vemos y analizamos la naturaleza de nuestra enfermedad y trabajamos para superarla, a fin de asumir nuestros roles de padres, hijos, esposas y profesionales”, dijo Ema.
El octavo y noveno pasos, detalló, tienen que ver con reparar los daños que se causaron al entorno familiar y social. “Pedimos de forma indirecta o directa perdón a todos los que perjudicamos cuando bebíamos”.
Mencionó que luego de cumplir estos pasos hay un cambio total, pues la persona que estaba desahuciada y no tenía ninguna probabilidad de recuperarse del alcoholismo está sana. “En esta etapa entran los tres últimos pasos que se centran en pasar este mensaje a otras personas que sufren de la enfermedad”.
Ema detalló que estos pasos deben tener la guía de un padrino o madrina, un alcohólico con más de un año de sobriedad, que brinde toda su experiencia al recién llegado. “Yo visité psicólogos, doctores, brujos y ninguna de estas soluciones me ayudó a dejar el alcohol. Sólo mi padrino, mediante estos pasos, hizo que llegue a los cuatro años sin beber”, concluyó.
Ema mencionó que una persona que padece de la enfermedad del alcoholismo, en la mayoría de los casos, es rencorosa, tiene celos injustificados, miedos o mantiene una sexualidad libertina. El programa de rehabilitación, mediante un inventario personal, puede ayudar a superar dichos problemas para llevar una vida tranquila.
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