miércoles, 8 de agosto de 2012

Música: Los himnos nacionales


Rouget de Lisle autor de la Marsellesa.

Un himno es un canto o texto narrativo que, al igual que la oda, expresa senti-mientos positivos, de alegría y cele-bración. En un principio fue una composición coral, para después perpetuarse como géne-ro de poesía latina en la Edad Media euro-pea. El vocablo deriva del idioma griego “himnos” y pasó a casi todas las lenguas de Occidente en un mismo sentido o significa-ción.

Es, además, la representación musical o literaria de un acontecimiento tan elevado que produce la necesidad de plasmarlo en música o texto.

Un himno puede estar dedicado a un dios, un santo, un héroe o a una persona célebre. También puede estar dedicado a celebrar una victoria u otro suceso memorable o a expre-sar júbilo o entusiasmo. Asimismo puede ser una composición musical que identifica a una colectividad, una región, un pueblo o una na-ción y que une a quienes la interpretan. Estos últimos himnos suelen ser, o bien marchas, o bien poemas líricos. Las marchas suelen fes-tejar victorias militares.

Los Himnos Nacionales son, en la mayoría de los casos, una composición musical pa-triótica aceptada por el gobierno de un país como la música oficial del Estado. En gene-ral, los himnos nacionales tratan de reflejar la unión, el sentimiento de solidaridad y la glori-ficación de la historia y las tradiciones del país. En muchos casos, no fueron escritos con ese objetivo, sino que adquirieron esa función después de conmemorar algún acon-tecimiento militar o histórico, especialmente durante el despertar del sentimiento nacional de los siglos XVIII y XIX que va marcando la modernidad capitalista, exportada luego por todos los rincones del mundo.

Durante los siglos XIX y XX, con el creci-miento del número de países oficialmente independientes, muchos de ellos adoptaron himnos nacionales que, en algunos casos, coexistían con canciones populares de carác-ter patriótico utilizadas por el pueblo. Es así como los himnos nacionales son una forma literaria que hablan de la belleza del país en cuestión, de la hermosura de su gente, de la valentía de su pueblo y de manera potente, se exalta un sentimiento libertario, frente a cualquier opresión (real o percibida) de que haya sido víctima la patria antes de la creación del himno, como también frente a futuras opresiones que se podrían llegar a ejercer.

Hoy por hoy, con un mundo globalizado sobre la base del capitalismo europeo que viene marcando el ritmo del mundo desde hace ya un par de siglos, todos los países del planeta presentan himnos nacionales que, en términos generales, siguen los patrones esta-blecidos por el más famoso de los cantos patrios: el francés, la Marsellesa. Es ésta una marcha militar, compuesta por Rouget de Lisle en 1792, que desde el 14 de julio de 1795 fue declarada el himno nacional del país galo. Si se comparan himnos de distin-tos países, se ve que tanto musicalmente como en lo que concierne a sus letras y los valores de nacionalismo allí ensalzados, to-dos son muy parecidos.

El himno nacional de Bolivia, fue entonado por primera vez el 18 de noviembre de 1845, durante el gobierno del general José Balli-vián. Los autores fueron Benedetto Vincenti (música) y José Ignacio de Sanjinés (letra).

A título de ejemplo, si escuchamos algunos himnos, empezando por el francés, veremos cómo los himnos patrios de otros países, tanto de Europa como de otros confines del mundo (asiáticos, africanos, etc.) presentan similares características: músicas marciales, ampulosas, con ritmos anacrúsicos, con inocultables resonancias militares.

A modo de burla de este especie musical -quizá amparados en aquello de “de lo subli-me a lo ridículo hay sólo un paso”-, el grupo argentino Les Luthiers compuso una suerte de sátira de un himno patrio o militar…

Fuente: Wikipedia ARGENPRESS.info

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