El cálido invierno tropical convierte cada año a Rincón, Puerto Rico, en la meca para los surfistas que peregrinan en busca de las olas de clase mundial y que han dado renombre a este pequeño pueblo de la costa oeste de la isla caribeña.
Playa Marías. Pedro Muñoz, un surfero de San Juan de 26 años, que se traslada desde la capital cada vez que se lo permiten sus obligaciones profesionales a Rincón, explicó que lo hace por la calidad de sus olas -entre las que destaca, sin duda, las de la playa de Marías- y por la competencia internacional que convocan estas costas, que le permite conocer a colegas de todo el mundo.
Temperaturas de 25 grados y la posibilidad de deslizarse en pleno febrero en bañador encima de olas perfectas de dos metros de altura, convierten por estas fechas a Rincón en un destino internacional, que cambia la vida de una población de poco más de 15.000 habitantes, también conocida como el “Pueblo de los bellos atardeceres”.
Playa de Tres Palmas. Es el lugar donde se suelen dar cita los mejores surferos, aunque se trata de una playa en la que fácilmente se alcanzan olas de cinco metros, lo que exige un excepcional estado de forma. "La calidad de las olas congrega a gente de todos los lugares del mundo", explicó Luis Garrido, otro aficionado al surf de Rincón.
Sandy Beach. Está un poco más alejada del resto, es más ventosa y permite la práctica también de especialidades hermanas como el windsurf y kitesurf.
A esta playa la acompaña desde hace muchos años el emblemático Bar Tamboo, sobre el mar y con la vista perfecta para observar a los surferos en acción.
Todas las playas de Rincón están salpicadas de establecimientos hoteleros que abarcan desde lujosos a simples habitaciones para surfistas con presupuestos más modestos.
Simbiosis perfecta. Además de las olas, la combinación de costa y montaña en la que se ubica la localidad y un ambiente relajado, hacen de Rincón un refugio perfecto para deportistas y viajeros que buscan un modo de vida alternativo.
Marías, Tres Palmas, Sandy Beach son destinos legendarios para quienes disfrutan de las olas.
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