En el sesenta aniversario del primer ascenso al Everest por el neozelandés Sir Edmund Hillary y el nepalí Tenzing Norgay Shera, un récord de 500 personas subieron este mes al techo del globo, convertido hoy en un poderoso atractivo comercial.
Desde que Hillary y Shera, cargados con siete toneladas de materiales, pusieran pie en la cima hace 60 años hasta el año pasado, el Everest ha sido testigo de 6.208 ascensos, 3.337 a cargo de alpinistas extranjeros y el resto de sherpas, según datos oficiales.
Los muertos de la montaña. Cada alpinista tiene que firmar un formulario en el que declara qué desea que se haga con su cadáver.
Si la palabra Everest es la de mayor atractivo en el mundo de las montañas, los muertos de esta montaña son el tema más irresistible de conversación que trate sobre el techo del mundo. No es extraño, si se tiene e cuenta la cantidad de personas que han perdido la vida en esta montaña y lo truculento que resultan muchos detalles de estas muertes. Los datos más contrastados señalan que hasta esta temporada, inicios del mes de abril de 2013, habían fallecido en el Everest unas 240 personas. La cifra se ha quedado ya vieja.
La cumbre antes que una vida. El lugar está en la arista sur, en el camino habitual de subida al Everest. Se trata de una pequeña oquedad situada a 8.500 metros ante la que se pasa y donde en 1996 falleció por agotamiento este alpinista indio llamado Paljor Tsewang. En el mismo punto se refugió en 2006 el británico David Sharp, en su bajada de la cumbre, adonde llegó la víspera al anochecer. Había agotado su provisión de oxígeno embotellado y estaba exhausto tras pasar una noche heladora a la intemperie. Ante él pasaron al menos 40 alpinistas rumbo a la cima al amanecer siguiente. Excepto alguna indicación, nadie hizo nada por socorrerlo. Solo el sherpa Dawa intentó levantarlo, dándole unas bocanadas de oxígeno artificial, pero fue inútil dado su agotamiento.
Morbo y amarillismo. Hasta siete cuerpos resultan visibles en la ruta normal de la cara norte, más letal que la cara sur si atendemos a lo que señalan las estadísticas. En la ruta nepalesa hay al menos otros cinco, aunque son menos visibles. La mayor presencia de sherpas en este lado ha posibilitado retirarlos a lugares apartados y semienterrarlos u ocultarlos de la vista.
Detalles
Los primeros hombres en alcanzar la cúspide
Primeros. La cumbre fue inexpugnable hasta que el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay, que habían cargado con 20 kilos de material en sus mochilas -el doble de los actuales equipos-, incluidas latas de conserva con fruta y sardinas, recorrieron los últimos 354 metros de la cumbre.
Botas. Todavía a oscuras, descongelaron sus botas con un hornillo (un Primus, un quemador sueco de queroseno que disparó sus ventas cuando se divulgó la historia) y se dispusieron a encarar un camino que ningún otro hombre había recorrido hasta entonces.
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