E n 1864, el inventor y escritor británico Samuel B. Rowbotham publicó, bajo el seudónimo de Parallax, un panfleto titulado Astronomía Zetética: La Tierra no es un globo y a su muerte su mujer creó la Universal Zetetic Society, que defendía esta idea, según el divulgador científico Javier Cavanilles, experto en fraudes paranormales.
Posteriormente, en 1956, Samuel Shenton creó la actual Sociedad de la Tierra Plana (theflatearthsociety.org), FES, con sede en Londres, que cuenta con alrededor de 400 asociados y cuyo actual presidente, Daniel Shenton, que no guarda relación con el creador original de la entidad, despojó al tema del componente religioso que había tenido en sus orígenes.
El vicepresidente de esta organización, Michael N. Wilmore, ha señalado a la revista Quo que su prueba favorita para defender la hipótesis del mundo llano es el denominado “experimento Bedford”, que concluye que si la Tierra no fuera plana, la superficie del mar sería cóncava.
Para Wilmore es exagerado pensar que hay un grupo de científicos que intenta evitar que esta “verdad” se conozca, aunque cree que, por alguna razón (académica, económica o de otro tipo), nadie se atreve a plantear que la Tierra no es redonda, entre otras cosas, para no sufrir la burla de sus colegas.
En la FES hay dos corrientes básicas de pensamiento. Una sostiene que la Tierra es un disco que viaja por el espacio acelerándose hacia arriba, lo cual crea la ilusión de que existe la fuerza de gravedad: y según la otra, que nuestro planeta es ilimitado, aunque con una profundidad finita, como si fuera un embudo, que está situado en un ángulo especial con el Universo y tiene su propio campo gravitatorio.
En general, los defensores de ambas teorías coinciden en que nuestro mundo está rodeado de un continente circular de hielo, que evita que el agua caiga al vacío, en que el Sol y la Luna son dos discos situados a cerca de 52 kilómetros, y las estrellas se sitúan a más de 200, y en que el “día” se debe a que el “astro rey” se mueve en círculos sobre la superficie plana de la Tierra, iluminando diferentes regiones a su paso.
“Aunque todos rechazamos el dogma de la Tierra redonda, hay quienes proponen variaciones en estos dos modelos y diferentes ideas sobre cómo está compuesto nuestro mundo, lo cual muestra nuestro énfasis en mantener el libre pensamiento y el debate abierto”, ha señalado Wilmore a Totally Dublin (totallydublin.ie) de Irlanda, país de origen del portavoz de la FES.
Un día “miré por la ventana y observé la Tierra. Parecía plana. Eso es lo que en nuestra sociedad llamamos evidencia sensorial directa. Me parece extraño que la gente confíe en lo que otras personas les dicen, pero no en la evidencia de sus propios ojos”, ha apuntado Wilmore.
Curvatura “falsificada”
El representante de Sociedad de la Tierra Plana (The Flat Earth Society) cree que la mayoría de las personas simplemente acepta lo que se les dice, en vez de investigarlo ellos mismos, entre otras cosas porque no tienen tiempo para comprobar la veracidad de todo lo que les cuentan.
Según el vicepresidente de la FES, la curvatura de nuestro planeta visto desde el espacio, que se observa en las imágenes -muchas de ellas falsificadas, según Wilmore-, se explica por la curvatura de la luz en la atmósfera o por el uso de diferentes tipos de lentes de gran angular, las cuales pueden conseguir que una mesa o una pared se vean curvas, pese a ser planas.
De igual modo, según Wilmore, desde la FES se ofrecen explicaciones para todos los fenómenos relacionados con el “dogma de la redondez terrestre”, incluida la fuerza de gravedad, que “supuestamente” haría que todos los cuerpos celestes sean redondos e impediría que los mares fluyan fuera del mundo.
“Después de un largo período de mala salud, Charles K. Johnson -sucesor del fundador de la FES- falleció en 1996, dejando el futuro de la sociedad en la incertidumbre. Tras varios años de inactividad, la Flat Earth Society resucitó en 2004, reabrió sus puertas oficialmente en 2009 y se encuentra de nuevo activa”, explica su actual presidente, Daniel Shenton.
Wilmore y Shenton no son los únicos que defienden con entusiasmo y en pleno siglo XXI teorías propias de siglos anteriores, ya que dos matemáticos europeos afirman que la Tierra es el centro del Universo, que nuestro mundo no se mueve y que el Sol gira a su alrededor.
El físico español Juan Carlos Gorostizaga, profesor de matemáticas aplicadas en la Escuela Técnica Superior de Náutica y Máquinas Navales de la Universidad del País Vasco (UPV), y Milenko Bernadic (croata residente en España), doctor en matemáticas por la Universidad de Murcia, han publicado el libro Sin embargo no se mueve, en el que rebaten numerosas evidencias astronómicas y científicas acumuladas.
Visión “olvidada” del cosmos
Según explica Gorostizaga en su blog Creacionismo Especial (creacinseisdas.blogspot.com.es), el libro defiende la idea del geocentrismo, consistente en considerar a la Tierra el centro del Universo, una “visión cosmológica olvidada o, más bien, apartada injustamente del saber” y que “varios científicos católicos actualmente defienden a lo largo del mundo”.
Los autores sostienen que la Tierra no se mueve, es decir, que no orbita alrededor del Sol, sino que es la estrella la que lo hace alrededor de nuestro planeta. Asimismo afirman que la Tierra tampoco rota sobre sí misma sobre el eje Norte-Sur, sino que es “el firmamento como un todo” el que lo hace.
“En definitiva, que la Tierra no es un planeta (término que en griego significa “errante”) pues está situada en el preciso baricentro del Universo y, por el efecto giroscópico, está preservada de todo movimiento”, señala el profesor de la UPV.
Gorostizaga ha indicado que el modelo planetario correcto es el que defendió el astrónomo danés Tycho Brahe, en el siglo XIV, aunque con ligeras modificaciones, y que fue también el que adoptaron los jesuitas para enseñar en las universidades de toda Europa.
En su libro, Gorostizaga y Bernadic lanzan argumentos contra las objeciones comunes al geocentrismo, describen una serie de experimentos que confirmarían -según ellos- que la Tierra está inmóvil en el espacio, exponen una serie de evidencias de la posición central de nuestro planeta y dedican un capítulo al “geocentrismo y creación en los padres de la Iglesia”.
Gorostizaga, que tiene una visión creacionista de la formación del cosmos y cuyas teorías contradicen el consenso de la comunidad científica, asegura que Sin embargo no se mueve está indicado especialmente para aquellos “católicos con buena formación en ciencias (según la educación clásica)” (EFE Reportajes).
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