miércoles, 26 de junio de 2013

Los aplausos, un contagio irresistible

Un estudio científico revela que la fuerza y duración de las palmadas no depende de la calidad de una actuación, sino de la presión social que ejerce el grupo.

Investigadores de la universidad de Uppsala, Suecia, diseccionó el aplauso de un público formado por estudiantes que reaccionaban a una presentación, sin saber que los estaban grabando.

Los resultados matemáticos mostraron que las personas en el público no hicieron una elección independiente sobre lo buena que era la charla para luego aplaudir un determinado número de veces: al contrario, respondieron de forma previsible a la presión social a su alrededor y al volumen de los aplausos en la sala.

Un matemático involucrado en el estudio dijo que esto refleja cómo el comportamiento humano se puede extender en un grupo.

Para el estudio, publicado en el "Journal of the Royal Society Interface", los investigadores pidieron la ayuda de 107 voluntarios divididos en seis grupos diferentes, a los que se les pidió escuchar dos presentaciones cada uno. Cuando alguien comienza a aplaudir, en cuestión de segundos el gesto se extiende como una infección que se propaga de persona a persona.

Así, la longitud de los aplausos no son un método seguro para medir la calidad de una actuación, ya que muchas veces depende más de la dinámica de grupo que se forme entre el público.

Con datos de BBC y ABC


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