Las hazañas de Nellie Bly son quizá las primeras historias de periodistas que se cuentan a los alumnos de periodismo y que cautivan sobre todo a las jovencitas que sueñan con ser como ella: temeraria, dinámica, aventurera'
Eran los tiempos del gran Joseph Pulitzer, hacia 1888, y de su formidable diario The New York World, que alardeaba de tener los mejores reporteros de campo de Estados Unidos, pero varones. Las damas tenían poco espacio más allá de las crónicas femeninas.
Pulitzer y sus editores supieron de la bella joven Elizabeth Cochran, que con 21 años cumplidos había pasado seis meses en México enviando notas para el Pittsburg Dispatch en la cuales hacía severas críticas al Gobierno de Porfirio Díaz. Reconocida pese que usaba el pseudónimo de Nellie Bly fue perseguida y debió huir de México para escapar de la ira del dictador.
La cuna del periodismo mundial era Nueva York. Y allá fue Nellie Bly para ofrecer a Pulitzer un reportaje sensacional: introducirse en el manicomio simulando demencia y luego contar la historia.
Se cuenta que hizo ensayos y su caracterización fue tan buena que logró convencer a los médicos de que la internaran en el manicomio de la Isla Blackwell. Soportó diez días de trato inhumano y luego publicó la serie Ten Days in a Mad-House, que causó sensación a la vez que estupor en la opinión pública. Su demoledora metáfora “is a human rat-trap” movilizó a las autoridades y logró un aumento del presupuesto para el hospital.
La siguiente asignación fue menos riesgosa. El reto fue dar la vuelta al mundo en menos de los 80 días de Philleas Fogg y su mayordomo, los inolvidables personajes de la novela del francés Julio Verne, La vuelta al mundo en 80 días.
Sola, sin acompañante, Nellie emprendió el viaje el 14 de noviembre de 1889 y en cada parada envió crónicas que millones de personas siguieron con avidez. Su ruta fue Jersey City, Londres, Amiens, Brindisi, Port Said, Singapur, Hong Kong, San Francisco y finalmente Jersey nuevamente, el 25 de enero, donde fue recibida con salvas de cañonazos de Battery Park y una multitud entusiasta. Dio la vuelta al mundo en 72 días.
Pocos recuerdan que había otra mujer haciendo lo mismo, pero al revés. Los editores de la revista Cosmopolitan, que obviamente tenía un perfil de lectoría distinta al aparatoso World, decidieron competir desde lo que llamaron “dignified sensationalism” y enviaron a la distinguida Elizabet Bisland a realizar el mismo viaje pero a la contraria, es decir, comenzando por San Francisco. Hubo que convencerla porque cuando le plantearon la misión alegó que tenía lleno su calendario social y varias citas con su costurera.
Aceptó finalmente pero en primera clase de trenes y barcos. Y así refinada, descrita como toda una dama, hizo el viaje en 76 días, sólo pocos más que la dinámica Bly y sin tanta promoción porque el World ignoró el esfuerzo.
La Bly publicó un libro sobre el viaje que fue todo un best seller y luego se retiró del periodismo porque se casó con un potentado de la confección. Cuando éste murió ella se hizo cargo de la Iron Clad Manufacturer y patentó a su nombre el clásico barril americano de 55 galones que se popularizó en todo el mundo. Pero su empresa quebró y volvió al periodismo para cubrir las batallas de las sufragistas y otras de la Primera Guerra Mundial. Murió en 1922, cuando apenas tenía 57 años.
Añadiremos solamente que algunos meses después de los viajes de la Bly y la Biesland el reportero George Francis Train hizo el viaje alrededor del mundo en sólo 67 días, pero ya nadie le dio importancia pues la magia se agotó con los de las dos reporteras.
Juan Gargurevich es un comunicólogo y periodista peruano.
El reto fue dar la vuelta al mundo en menos de los 80 días que los inolvidables personajes de Verne.
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