La cárcel de la isla San Lucas, que funcionó entre 1873 y 1991 albergando a los reos más peligrosos de Costa Rica, busca crecer como destino turístico con su oscura historia de torturas y la riqueza natural que la rodea.
La isla San Lucas, de 472 hectáreas, se ubica a tres kilómetros de la costa de Puntarenas, en el Pacífico central de Costa Rica, y es visitada por turistas interesados en conocer la historia de la cárcel y las condiciones infrahumanas y de tortura que enfrentaban los reos.
El sitio aún no es todo lo apto que las autoridades quisieran para recibir visitantes, por lo que hay en marcha proyectos para restaurar los edificios históricos que se encuentran muy deteriorados.
El gerente general del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), Juan Carlos Borbón, dijo que el Gobierno espera restaurar la capilla del lugar a más tardar en año y medio, con una inversión cercana a los dos millones de dólares.
El edificio de la capitanía del centro penal fue restaurado el año pasado con una donación japonesa, la cual también incluye obras en el futuro como la reconstrucción del muelle y la edificación de una casa para los guardabosques, un centro de educación ambiental para los turistas, servicios sanitarios y una planta de tratamiento de agua.
Borbón señaló que con estas obras concluidas se prevé que San Lucas tendrá mejores condiciones para recibir a un máximo de 800 turistas por día.
En un principio, allí se enviaba a los “políticos indeseables” y luego a los delincuentes más violentos del país.
En cada una de las siete celdas del presidio estaban recluidas hasta 70 personas que dormían en el suelo y que tenían derecho a una hora de sol al día. Hasta 1950, los reos que desobedecían las órdenes recibían castigos en dos lugares conocidos como “el hueco” y “la plancha”. Era común escucharles gritar y pedir auxilio.
“El hueco” es un hoyo de dos metros de profundidad en el patio común, al cual se ingresa por un pequeño espacio donde apenas cabe una persona, pero que debajo alberga un recinto de nueve metros de diámetro, donde la temperatura alcanzaba los 60 grados centígrados.
“La plancha” era una especie de celda a la que se enviaban presos revoltosos y donde se combinaba el agua de lluvia y las aguas negras, además de la cal lanzada por los guardas para evitar malos olores, lo que convertía el espacio en un coctel químico insoportable.
Los atractivos
Grafitis Uno de los principales atractivos de la cárcel son los cientos de escritos que se aprecian en las paredes de las celdas, así como grandes dibujos con alto contenido sexual, hasta uno sobre el ex futbolista brasileño Pelé.
Mujeres Dos de los dibujos más representativos de las paredes de la cárcel son los conocidos como “La chica del bikini rojo” (que tendría relación con una enfermera) y “La chica del consuelo”, dos obras de tamaño real que representaban bellas mujeres y con las que los reos fantaseaban.
Tour Todas estas historias forman parte del tour que los turistas realizan en la isla, pero además es posible caminar por el bosque tropical seco que rodea la antigua cárcel y que desde 2001 constituye el Refugio de Vida Silvestre Isla San Lucas.
70
personasdormían en el suelo de una de las celdas y tenían derecho a una hora de sol al día.
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