Cuando conocimos a Denis Justiniano, fue una de las primeras veces donde entendimos el anglicismo "Friki", que según el diccionario es un término referido a extraño, extravagante, estrafalario, fanático. Tiene 32 años y desde sus 17 -cuando él mismo se hizo su primer tatuaje- se dio cuenta de que esta era la forma de vida que quería tener. Ahora, 15 años después, su convicción es su vida y nos cuenta un poco más sobre esta decisión y esta profesión para así ir rompiendo tabúes.
Comienzos. Desde que era pequeño, Denis ha tenido quizás otra perspectiva de la vida. Su primer tatuaje ya no se ve debido a que el paso de los años lo tapó, el único lugar de su cuerpo que no tiene diseños son las plantas de sus pies y de sus manos. "El tatuaje es mi estilo de vida, para mí es como decorar tu piel, como pintar un lienzo. En sí, es más que una tendencia", señala sentado en el estudio de tatuajes "Black and White", donde trabaja.
Con respecto a su familia, recuerda que le recomendaban tatuarse algo chico, pero nunca pudo hacerlo. "Cada vez tenía algo más gigante", señala. Denis tuvo un viaje de 4 años, en el que investigó, aprendió sobre este arte que iba a ser su vida y volvió decidido a que el "tatuaje" iba a ser su profesión.
Las extensiones y modificaciones. Volvió de su viaje con expansiones de sus lóbulos, que llegaron a medir entre 60 y 70 milímetros. "Me costó definir sacármelas porque básicamente fue un esfuerzo de 10 años expandiéndolas", señala, ya que hace unas semanas se hizo lo que llaman "Orejas de Elfo"; modificó sus orejas cambiando su tamaño, cortando y agregando tejido. Hace unos días se sacó sus implantes de esferas que tenía en el brazo, ya que estuvo más de un año con ellas, y decidió cambiarlas para terminar de hacerse algunos tatuajes en el brazo.
¿El por qué? "Todo tiene un significado en sí", indica Denis. "Cada año, cada etapa no es que soy un adicto que me tatúo todos los días, sino son temporadas que quiero marcar de mi vida para recordarlas", finaliza. Por su parte, Eberth Donoso, propietario del estudio, tiene la lengua partida en dos y varias expansiones. "Llamo mucho la atención, me gusta que la gente me vea. Sé que juzgar no es malo, criticar sí", dice. "Esta es mi profesión. Con eso demuestro mi trabajo, con mi propio cuerpo", finaliza. "Black and White" queda en el Shopping Bolívar.
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