n diario peruano, La Prensa, utilizó toda su primera página para extender este titular: “Comenzó la lucha por la liberación. Invasores atacan Cuba por aire, mar y tierra”. Y el despacho decía “Miami 17 (UPI).- Las fuerzas invasoras cubanas libraron hoy una sangrienta batalla en la zona pantanosa próxima a la Bahía de Cochinos, a unos 150 km al suroeste de La Habana, mientras unidades de la Fuerza Aérea, Armada y las milicias castristas se unían a los guerrilleros para derrocar al Gobierno de Fidel Castro”.
Desde entonces han corrido ríos de tinta para contar aquel dramático error del presidente Kennedy que, mal informado por sus aparatos de inteligencia, dio luz verde al plan de su antecesor Eisenhower para invadir Cuba.
Poco se ha contado en cambio de la otra batalla, la que se libraba en paralelo y que tenía como protagonistas a las poderosas agencias de noticias norteamericanas, de un lado, y las todavía débiles voces castristas, del otro (como la radio La Habana, por ejemplo).
Al comenzar las operaciones de aquellos 1.200 invasores las redacciones de los diarios fueron abrumadas por noticias como éstas, que fueron publicadas:
“Nueva York 17 (UPI).- Fuerzas rebeldes que operan en el interior de Cuba dieron muerte a la escolta militar de Fidel Castro, que salió ileso del atentado”.
“Nueva York 17 (UPI).- La Isla de Pinos fue tomada por los rebeldes y 10.000 prisioneros políticos fueron puestos en libertad y se plegaron a la rebelión”.
“México 17 (UPI).- El Primer Ministro Fidel Castro se ha dado a la fuga y su hermano Raúl fue capturado. El general Lázaro Cárdenas gestiona el asilo político de Fidel”.
“Miami 17 (AP).- Se tiene informaciones de que se lucha en las calles de La Habana”.
Todo era falso, inventado y puso en ridículo a esas famosas agencias de noticias que debían haber conservado un mínimo de seriedad y distancia. Pero sus despachos formaban evidentemente parte de la estrategia de la CIA que aseguraba que todo acabaría en 24 horas.
El fiasco se hizo evidente a las pocas horas, pues los cubanos se defendieron con eficiencia y rechazaron el ataque. Pese a ello siguió la guerra periodística:
“México 18 (UPI).- El lujoso Hotel Habana Libre, en la capital cubana, quedó totalmente destrozado después de un ataque aéreo a La Habana”.
Al día siguiente, 19, La Prensa lanzó un cauto “Informes del frente siguen confusos y llenos de misterio”, para rematar el 20 con “Castro estaría afectado de incapacidad mental”.
Hicieron el ridículo todos, La Prensa, sus editorialistas, pero sobre todo la actuación quedó como un baldón para las agencias de noticias que no vacilaron en comprometer sus viejas glorias periodísticas en un error de su Gobierno.
Juan Gargurevich es un comunicólogo y periodista peruano de gran trayectoria.
Hicieron el ridículo todos, pero sobre todo fue un baldón para las agencias internacionales de noticias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario