El fotógrafo japonés Harukiho Kawaguchi llevó a cabo la original experiencia fotográfica que llamó Flesh Love, mediante la cual envasó al vacío o plastificó a las 80 parejas que reclutó en los night clubs de Tokio. Según Kawaguchi, aunque una pareja se rompa siempre quedará un momento para la inmortalidad afectiva y una foto es la que registra ese momento de “fusión temporal de cuerpos y almas”. En lo práctico, envolvió a las gentiles parejas como si fueran bandejas de supermercado con piezas de carne -flesh, no es casual-, y extrajo el aire por diez segundos. Muchos posaron con sus objetos fetiche para pasar a la inmortalidad y las mujeres, en especial, se quejaron porque el fotógrafo no captó su mejor ángulo. Sí: tenía un balón de oxígeno a mano.
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