Una vez más miles de mujeres se preparan en Suazilandia para bailar ´La danza del junco´ o ´Umhlanga´, ante el rey de su país, el absolutistaMswati III. Más de 80.000 vírgenes son las protagonistas en esta danza tradicional. Llevan collares y faldas cortas que simbolizan su disponibilidad para casarse.
Las muchachas llegan a la capital, Mbabane, para cortar sus juncos. Primero se deben presentar ante la reina madre y luego bailarán con sus senos desnudos ante el rey, que tiene derecho a elegir entre las jóvenes a su nueva esposa.
Una de ellas será su prometida aunque el monarca tiene ya otras 12 esposas. Y se muestran muy orgullosas. Así lo afirma Swazi Dlamini: "Me gusta ir allí porque soy virgen y quiero demostrar a todos que lo soy".
Al menos una vez en la vida
Y es que ´La danza del junco´ es un rito de iniciación por el que debe pasar toda joven de Suazilandia al menos una vez en la vida. La mayor parte de las chicas dicen que disfrutan del acontecimiento; tras cortar los juncos, la ´fiesta´ continúa.
Se supone que las jóvenes están protegidas por sus acompañantes. La policía también debe vigilar los campamentos en los que se alojan. No obstante, la celebración atrae a un gran número de hombresexcitados por la presencia de las muchachas.
"Aquí tenemos muchas opciones donde elegir", indica Sifiso Ngomane, uno de los numerosos hombres que acude al lugar donde se alojan las jóvenes en la semana de preparación que parece un campamento de verano lleno de risas y gritos. "Lo único que hay que hacer es llamarlas a través de la verja".
Atracción turística
Esta ceremonia se ha convertido en un foco de atracción para los turistas a pesar de la situación económica y estar considerado como el país de África con mayor porcentaje de población con sida: el 30 por ciento de las mujeres entre 15 y 49 años padece la enfermedad, frente al 20 por ciento de los hombres.
Esta enfermedad es sólo uno más de los muchos problemas que sufren los habitantes de este pequeño país del sureste del continente. Mientras que el monarca disfruta de poderes absolutos y una vida de lujo sin medida, la mayoría de la población sobrevive con menos de 1 dólar(80 céntimos de euro) al día.
La UNESCO presenta cifras escalofriantes: el 60 por ciento de los niños sufre minusvalías psíquicas debido a la malnutrición, tanto propia como la de sus madres durante el embarazo. Además, aunque el gobierno suazi aprobó una Constitución, creada básicamente para contentar a Occidente, donde se proclama la igualdad de la mujer, la discriminación de género sigue siendo habitual.
Un par de ejemplos: la mujer no tiene acceso a las tierras, no puede ser propietaria de estas, y tampoco puede heredar bienes. De hecho, una de las mayores quejas de las activistas es que son tratadas como menores ante la ley.
No podrán negarse
Así pues, ´La Danza del Junco´ podría considerarse como un ejemplo colorista de la denigrante situación de la mujer en Suazilandia ya que, aunque pueda parecerlo, esta ceremonia está lejos de ser una representación teatral o una mera fiesta.
La joven elegida no podrá negarse y el siguiente paso será pasar a concubina del monarca hasta que quede embarazada, demostrando así que ´sirve´, que es fértil. Sólo entonces se casará y pasará a ser una de las mujeres del rey. Si no es fecundada, será repudiada.
Mswati III también puede elegir a mujeres que le gustan por la calle. Hace unos años, se encaprichó de una niña de 16 años y la mandó secuestrar. Hoy es una de sus esposas. Las quejas de los padres de la niña se silenciaron.
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