En el TÍbet es una bebida de lo más común, y está hecho de mantequilla de yak, sal y té.
El tibetano medio puede beber unas 50 o 60 tazas de este té al día. Se obtiene secando el té chino en los caminos durante varios días, para adquirir un sabor muy fuerte.
El té después se hierve y se pone en unos recipientes de bambú con la sal, soda y la mantequilla. Algunos agregan una mezcla de queso endurecido, mantequilla y azúcar llamado tsu.
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