Las personas que se sometieron al estudio y que eran conscientes de su ritmo cardíaco, también eran más propensas a “confiar en sus instintos” al tomar una decisión y en algunos casos la intuición, esa “corazonada”, como también se llama a veces a una decisión instintiva, funcionaba.
El investigador de la Universidad de Cambridge, Barnaby Dunn, y sus colegas hicieron que 28 sujetos jugaran a un juego de cartas virtual en el que podían elegir dinero seleccionando cartas de cuatro barajas ,supuestamente aleatorias.
El juego consistía en adivinar si la carta elegida era del mismo color que una carta que ya se había mostrado con anterioridad. En realidad, las cartas estaban apiladas y únicamente era posible ganar el juego eligiendo de dos de las cuatro barajas.
No importa lo que los participantes eligieran, estarían en lo cierto el 60% de las veces si elegían de la baraja A o B y tan sólo acertarían un 40% de las veces si elegían de la baraja C o D.
“En el juego de las cartas había buenas y malas elecciones y cuando elegían incorrectamente, su cuerpo debía darles una señal de excitación” como un ritmo cardíaco acelerado, afirmó Barnaby Dunn.
Los instintos tienen ventajas y desventajas
Un trabajo anterior realizado por investigadores de la Universidad de Iowa algunos años antes había demostrado que los sujetos que jugaban a un juego de cartas “amañadas” de forma similar comenzaron a evitar la baraja “mala” mucho antes de ser conscientes de ello, más o menos en el mismo momento en que sus manos comenzaron a sudar.
En el nuevo experimento de la Universidad de Cambridge, los investigadores les pidieron, en primer lugar, que los participantes del experimento contaran los latidos de su corazón.
“Les explicamos que no debían sentir su pulso con los dedos, sino que traten de percibirlo simplemente sin hacer nada y también les pedimos que se quitaran los relojes para contar sus latidos”, explicó Dunn.
“La mayoría de la gente dice que no tiene ni idea de cuál es su ritmo cardíaco y a pesar de ello mucha gente es capaz de contar sus propios latidos”, señaló el investigador.
Tras jugar a este juego de cartas, los que contaron sus propios latidos se dieron cuenta de las barajas “amañadas” mucho más rápido incluso aunque no lo supieran.
Estos participantes afirmaron que no fueron conscientes de que ciertas barajas estaban “amañadas” incluso después de cientos de intentos, mucho después de que sus acciones demostrasen que en su subconsciente ya lo habían entendido.
Sin embargo, aproximadamente uno de cada cuatro fue traicionado por su propio cuerpo: “Sus señales estaban completamente apagadas”, comentó Dunn.
El ritmo cardíaco de quienes participaron en el experimento de la Universidad de Cambridge aumentó cuando estaban a punto de escoger la baraja “buena”.
Se observó que los jugadores que fueron extremadamente precisos a la hora de contar los latidos de su corazón entendieron la treta muy tarde, si es que la entendieron.
Esto demuestra que también la intuición tiene algunas ventajas y desventajas, afirmaron los investigadores que llevaron adelante el experimento.
“Saber cuándo confiar y cuándo descartar estas intuiciones puede estar relacionado en la medida en la que estos individuos ... toman decisiones óptimas en momentos cruciales de sus vidas”, escribieron los autores del estudio.
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