Para convertirse en un cazador de túneles ocultos entre Corea del Norte y del Sur hace falta una bomba de extracción, un generador y un poco de imaginación.
Lee Chang-gun y su equipo de exploradores tienen todo eso.
Ellos dedican su tiempo libre a buscar estos pasajes secretos en las montañas cercanas a la frontera norte de su país.
Conforman un grupo variopinto de curas, creyentes y ex soldados. Y el día en que fueron contactados su misión era explorar un orificio detectado por un poblador local en la ladera de la montaña.
Atracción turística
Dentro del pasaje subterráneo, el aire rápidamente se vuelve frío y húmedo. Del techo caen gotas sobre el suelo rocoso. Pero el pasadizo es grande y uniforme, y por eso llamó la atención de los cazadores de túneles.
Lee y su equipo creen que agentes de Corea del Norte excavaron este túnel como parte de una vasta red secreta que se extiende debajo del territorio surcoreano.
El Ejército de Corea del Sur admite que puede haber más túneles de infiltración norcoreanos.
Mientras avanzan, van señalando lo que creen que son evidencias de explosivos y perforaciones hechas por el hombre en los muros.
En esta ocasión esperan drenar el agua de un estanque al final del pasaje para averiguar hacia dónde conduce.
Pero mientras arrastran la bomba y el generador por el resbaladizo sendero hacia la entrada, una patrulla militar se detiene a la vera de la carretera.
Se desata un debate acalorado. No todo el mundo comparte las teorías de los buscadores de túneles. Muchos integrantes del grupo se molestan, entre ellos el pastor Kim Jin-chol.
“Dicen que éste no es un túnel norcoreano”, comenta, “pero un poblador nos avisó porque estaba preocupado. El Ejército es tan pasivo a la hora de responder a estos hallazgos que la gente viene a avisarnos a nosotros”.
Los militares niegan esto y afirman que dedican recursos especializados para encontrar túneles de infiltración.
En esta zona se han encontrado cuatro –la mayoría en la década de los años 70– y el Ejército admite que puede haber muchos más.
Pero han pasado 20 años desde el último descubrimiento, y en la actualidad los auténticos túneles de la red secreta norcoreana se ven más como atracciones turísticas que como amenazas militares.
Convicción
Lee Chung-min, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Yonsei, de
Corea del Sur, sostiene que los túneles son ahora mucho menos importantes para la estrategia militar de Corea del Norte que antes. Y por varias razones.
Primero, porque los norcoreanos tienen más de 900 misiles apuntando al sur, capaces de alcanzar casi cualquier blanco en Corea del Sur”.
“Segundo, porque tienen artillería de largo alcance que puede llegar a Seúl en minutos, así que la red de túneles es mucho más pequeña en 2012 que en 1975 o incluso 1990”.
Y así como ha disminuido la importancia de estos pasadizos, también lo ha hecho la suerte de los cazadores de túneles.
Hubo un tiempo, hace una década, en el que el dinero no era un problema, y personas como el pastor Kim podían contar con el apoyo público, pero ahora ya no (BBC).
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